Inflación revolucionaria: una amenaza para la causa de la independencia
La guerra, incluso la Revolución americana, es la salud del Estado porque es casi imposible evitar librar una guerra en términos centrados en el Estado.
La guerra, incluso la Revolución americana, es la salud del Estado porque es casi imposible evitar librar una guerra en términos centrados en el Estado.
Las restricciones de previsión de la CBO le impiden predecir una crisis de deuda inflacionaria, a pesar del aumento de la deuda y los déficits de los EEUU. Esta limitación dificulta la elaboración de políticas proactivas, lo que pone en riesgo la estabilidad económica.
Tanto muchos pronatalistas como sus detractores tienen una visión malthusiana del mundo en la que los seres humanos parecen ser impermeables a los incentivos y a las condiciones cambiantes. Es hora de que los praxeólogos alcen la voz.
A raíz de las inundaciones en Texas, izquierdistas hicieron comentarios en redes sociales, celebrando la muerte de las víctimas de las inundaciones. Nuestra sociedad ha llegado a un punto tan bajo que la gente cree que los candidatos políticos «adecuados» pueden traernos un clima mejor.
Cuando las aguas de las inundaciones de Texas se retiraron, políticos como Chuck Schumer tergiversaron los hechos sobre la tragedia para anotarse una victoria política. Lo correcto es examinar qué salió mal para evitar que tragedias como ésta vuelvan a ocurrir. Pero eso implica analizar los hechos reales.
A medida que estalla la última burbuja inmobiliaria, los vendedores de viviendas piden precios irreales por sus propiedades, mientras que los compradores esperan a que bajen los precios. Bill Pulte, exige que la Fed baje las tasas de interés para reactivar el auge insostenible.
Aunque a menudo hablamos de mediciones de la inflación (como «la inflación subió un tres por ciento»), en realidad no se puede medir con precisión, ya que las mediciones oficiales consisten en medias ponderadas arbitrarias. Es mejor considerar la inflación como cualitativa, no cuantitativa.
A medida que estalla la última burbuja inmobiliaria, los vendedores de viviendas piden precios irreales por sus propiedades, mientras que los compradores esperan a que bajen los precios. Bill Pulte exige que la Fed baje las tasas de interés para reactivar el auge insostenible.
Ahora es el momento de admitir que la política monetaria laxa y los rescates a las empresas, —impuestos con el pretexto de aumentar la propiedad de viviendas— solo han conseguido que la vivienda sea aún más inaccesible.
El presidente Trump tomó medidas drásticas contra la última versión de los disturbios de Los Ángeles llamando a la Guardia Nacional. Sin embargo, gran parte de la violencia que acompañó a esos disturbios fue cortesía de agentes del gobierno.