Mientras la Casa Blanca del presidente Joe Biden sigue dando alegres discursos sobre la economía, se avecinan importantes nubarrones económicos. El futuro no pinta bien.
Durante casi tres décadas, la economía japonesa ha implosionado lentamente bajo los bajos tipos de interés y la pesada deuda pública. Puede que pronto llegue el momento de pagar al flautista.
Una de las palabras de moda del progresismo moderno es «capitalismo de participantes», en el que personas sin conexión directa con una firma tienen de alguna manera una «participación» en lo que ésta hace. Es un término incoherente.
El gobierno no puede devolver el dinero de SS que robó en el pasado. Es imposible. Ese dinero ya no existe. Gravar a los trabajadores de hoy para «devolver» a los pensionistas no es más que crear un nuevo grupo de víctimas fiscales.
Por sí mismo, el fin del petrodólar no destruirá el dólar. Pero continuará una tendencia que debilita tanto el dólar como el poder del régimen de EEUU.
Estos días, la Fed y el presidente Jerome Powell reclaman el título de «combatientes de la inflación». El apodo más apropiado debería ser «inflacionistas».