Serie Economía
para principiantes

Todo lo que necesitas conocer sobre economía en 30 minutos.

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¿Qué es economía?

La economía a menudo es considerada una ciencia árida o "sombría". En la escuela a menudo es enseñada con un enfoque en gráficos de oferta y demanda abstractos o fórmulas matemáticas complicadas. Cuando pensamos sobre la ciencia economía o la economía pensamos en dinero, bienes o servicios, o quizás política gubernamental.

Aunque estos son aspectos de una economía la economía en su núcleo se trata de las acciones humanas, se trata de las elecciones y acciones que hacemos como individuos, se trata de nuestros deseos, necesidades, y habilidades individuales, y se trata de cómo interactuamos con los demás para beneficiarnos unos a otros y construir la sociedad a nuestro alrededor.

Imagina, por ejemplo, si una sola persona quedara varada en una isla desierta.

Para esta persona, llamémoslo Bob, la prioridad máxima es obvia: supervivencia. Necesita agua, comida y refugio. Algunos de los recursos de Bob son obvios, puede haber cocos o bayas que se pueden rebuscar como alimento. Igual de importante, sin embargo, es su tiempo Debe economizar su tiempo, dedicándolo para asegurar mejor su propia supervivencia. ¿Se enfoca Bob en buscar agua o dedica sus primeras pocas horas a construir un refugio? De inmediato, Bob se ve obligado a tomar decisiones sobre contrapartidas—los costes de tomar una decisión en lugar de otra.

Bob puede decidir que puede sobrevivir tres días sin agua, y así se enfoca en su lugar en crear un refugio para la noche.

Otra persona en esta situación podría elegir algo diferente pero es el juicio individual de Bob el que guía sus decisiones. La decisión de Bob puede no ser la correcta. El riesgo y la incertidumbre son parte inherente de nuestra existencia humana.

Quizá Bob acabe dedicando tanto tiempo a la construcción de un refugio que no le dé tiempo a encontrar agua cuando la necesite desesperadamente.

La decisión de Bob afecta al número de días que puede sobrevivir en la isla. En este caso, su beneficio se mide en términos del número de días que puede vivir habiendo tomado esta elección. Una pérdida podría ser su muerte.

Nótese que las elecciones económicas de Bob no tienen nada que ver con el dinero—son simplemente las elecciones que hace ante un futuro incierto. Por suerte, la mayoría de nuestras elecciones económicas no son cuestiones de vida o muerte sino decisiones básicas que todos tomamos cada día.

Todas estas decisiones tienen costes y beneficios que deben ser sopesados por el individuo y esto es tan cierto para cualquier persona en cualquier parte del mundo como para alguien en una isla desierta.

La economía no nos dice lo que cualquier individuo DEBE hacer.

En cambio, la economía consiste en comprender los costes de nuestras decisiones, en entender cómo podemos crear valor al satisfacer nuestros deseos y los deseos de los demás, y sobre las formas en que nosotros como individuos desempeñamos todos un papel en el ascenso—o la caída—de la civilización humana. 

La pregunta para cada uno de nosotros es «¿qué rol queremos desempeñar?».

Preguntas:

  • ¿Con qué frecuencia tus decisiones diarias son realmente decisiones económicas?
  • ¿Encuentras útil pensar en compensaciones cuando tomas decisiones?
  • ¿La economía se trata de hacerte rico, o de entender mejor el mundo que te rodea?

Artículos:

Libro:

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¿Qué es el costo?

Cuando pensamos en el «costo», a menudo pensamos en los precios, como comparar los precios de los carros. Pero la forma adecuada de pensar en los costos no es simplemente considerar el dinero que estamos gastando en un determinado artículo, sino todas las demás posibilidades a las que renunciamos para obtener ese artículo. 

Henry Hazlitt fue un periodista estadounidense que escribió el libro Economía en una lección. En él, comienza con la historia sobre un panadero que tiene una tienda.

Imagina ahora que un niño decide lanzar una pelota a través de la ventana delantera de una panadería. El panadero está comprensiblemente molesto, pero se siente reconfortado por un amigo que le anima a ver el cuadro completo. El panadero ahora tiene que comprar una nueva ventana, y esta compra beneficiará a la tienda de vidrio. La tienda de vidrio ahora tiene que comprar materiales y puede pagar a sus trabajadores. Quizás algunos de estos trabajadores terminen comprando el pan del panadero. Así que este acto de destrucción no es realmente una tragedia, sino un evento que beneficiará a la economía local y a ¡otros!

Desafortunadamente, esta ingeniosa escena no cuenta realmente toda la historia. 

Después de todo, si la vidriera de la panadería no se hubiera roto, tendría tanto su ventana como dinero, dinero que podría haber gastado en otras cosas que no fueran reparaciones.

Quizás habría comprado un nuevo cartel para su negocio o un nuevo traje para sí mismo. La ganancia para el vidriero es una pérdida para el rotulista o el sastre. Desafortunadamente, ahora nunca veremos cómo el panadero habría gastado su dinero. En cambio, sólo veremos la nueva ventana que tuvo que arreglar. 

Lo que Hazlitt describió se llama costo de oportunidad. El dinero gastado en la nueva ventana no es simplemente el precio en dólares de su compra, sino todos los bienes y servicios que podría haber comprado con ese dinero. 

En las palabras de Hazlitt: «El mal economista ve sólo lo que inmediatamente llama la atención; el buen economista mira más allá».

Si el error en el argumento del amigo del panadero es obvio para ti, te sorprenderá saber cuántos «malos economistas» hay en el mundo hoy en día.

Por ejemplo, Paul Krugman, un conocido economista que escribe para el New York Times, ha argumentado que los incidentes como el 11-S, desastres nacionales o incluso un ataque alienígena ficticio estimularía la economía estadounidense, ¡como la ventana rota del panadero!

Aunque es cierto que estas tragedias crean empleos en la construcción, la limpieza o el armamento antialienígena, eso no significa que la sociedad esté mejor. Al igual que la ventana rota, las compañías que se benefician de estos proyectos lo hacen a expensas de otros. 

Recuerda, el propósito de la economía no es simplemente trabajar o hacer dinero —es satisfacer nuestras necesidades y deseos como individuos. Si nadie realmente quiere o necesita un arma antialienígena, entonces el dinero, tiempo y los recursos gastados en ellas se desperdician,  cuando podrían haberse usados para producir cosas que la gente realmente quiere o necesita.

El costo de oportunidad es todo lo demás que podría haberse hecho con el tiempo, los recursos y el dinero que ya no están disponibles. 

Es por eso que debemos mirar las consecuencias mayores de nuestras acciones —ya sea con la forma en que gastamos nuestro dinero o nuestro tiempo. Cuando pensamos en esto, significa que habrá más recursos para hacer las cosas que realmente queremos, haciéndonos más ricos y felices a cada uno de nosotros. 

Desafortunadamente, el gobierno, como el amigo del panadero, suele tener dificultades para pensar como un buen economista.

Los gobiernos no son productores, ni fabricantes, ni panaderos que ofrecen bienes o servicios a cambio de dinero. Sólo obtienen su dinero de los impuestos, y luego usan ese dinero de los impuestos en proyectos de su propia elección.

Por ejemplo, si un gobierno cobra impuestos a la comunidad para pagar un nuevo estadio de fútbol, es fácil para un político señalar un gran partido y decir «¡Esto es por lo que pagaron sus impuestos!» Pero lo que nadie puede ver es todo lo que el público perdió por los impuestos que el gobierno les impuso.

Si no fuera por los impuestos, la gente tendría ese dinero para gastar o ahorrar como quiera. Como individuos, podemos querer comprar un nuevo par de zapatos, ir de vacaciones, empezar un nuevo negocio, o ahorrar para el futuro —las posibilidades son infinitas. Al final del día, sabemos lo que necesitamos mejor que cualquier funcionario del gobierno.

Por eso es importante que todos piensen como buenos economistas. Hacerlo nos permite tomar mejores decisiones —a largo plazo— sobre cómo gastar nuestro dinero. Y nos permite hacer responsables a los políticos cuando intentan quitárnoslo.

Preguntas:

  • ¿Alguna vez te arrepentiste de haber comprado algo después de haberlo comprado?
  • ¿Alguna vez te has preguntado cómo los políticos pueden hacer grandes promesas de campaña sin pensar en quién paga por ello?
  • ¿Tienes un trabajo? Si es así, ¿has mirado alguna vez cuánto dinero se saca de tu sueldo por los impuestos? ¿Qué harías si pudieras gastar ese dinero de la manera que te gustaría?

Artículos:

Libros:

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¿Qué es el dinero?

Es común escuchar que «el dinero es la raíz de todo mal».

Se nos dice que el dinero es sinónimo de codicia, y que desearlo es de alguna manera inherentemente malo.

Esto no es cierto. El dinero es quizás la creación más importante en la historia de la humanidad. Tómate un momento para considerar un mundo sin él. 

Piensa en todas las cosas de tu vida que disfrutas: una casa, un móvil, un libro, un nuevo juego de computadora, ropa nueva, un carro, una comida en tu restaurante favorito. ¿Cuántas de estas cosas podrías proveerte a ti mismo? 

Por suerte, gracias al dinero, no tienes que hacerlo. En cambio, puedes especializarte en una tarea específica —quizás tocar música, o construir tablas de surf, o reparar carros— y luego usar el dinero que ganas para comprar productos o servicios de otros. 

Esto no siempre fue así. 

Antes del dinero, las sociedades pacíficas usaban un sistema llamado trueque, intercambiando un objeto por otro.

Imagina que Bob tiene un pescado y Tom tiene agua limpia. Los dos podrían intercambiar entre sí. ¿Pero qué pasa si a Tom no le gusta el pescado? Para conseguir el agua deseada, Bob podría intercambiar con alguien más por algo que Tom quiere.

Esto se llama intercambio indirecto. 

En diferentes sociedades, había ciertos artículos que todo el mundo quería. Estos constituían las primeras formas de dinero. 

A lo largo de la historia de la humanidad se han utilizado todo tipo de cosas como dinero, como la sal, el tabaco, el grano, las conchas marinas, el ganado o las pieles. Con el tiempo, las sociedades terminaron adoptando alguna forma de metal, como el oro y la plata, como su forma de moneda preferida. 

¿Por qué esto es así? Muchas sociedades valoran estos metales brillantes como joyas, lujos y para uso industrial, pero también tienen muchos otros beneficios. Los metales son difíciles de destruir, son uniformes y divisibles —cualesquiera dos onzas de oro puro son iguales— y son fáciles de transportar si se convierten en monedas. También son escasos y difíciles de extraer, por lo que no se puede fabricar dinero nuevo como si creciera en los árboles. 

Fue la invención del dinero lo que realmente permitió a la civilización humana prosperar, porque ahora se podían comprar cosas sin tener que hacerlas uno mismo. Esto trajo libertad y elección a la gente, una elección para un sustento real en lugar de simplemente vivir con una mano delante y otra detrás. Ahora podrías ser un granjero, una costurera, un capitán de barco, un pirata o un comerciante. Esta especialización, llamada la división del trabajo, permitió a la gente aprender y capacitarse más, y producir cosas más complejas y útiles, mejorando la calidad de vida de todos.

El dinero también facilitó el ahorro para el futuro. Al ahorrar algo del dinero que ganan por hacer tareas, la gente puede comprar artículos más grandes y complejos —como una casa nueva. 

Por supuesto, cuando la gente comenzó a tener ahorros, querían nuevas formas de proteger su dinero. Esto dio paso a los bancos, donde se podían depositar las monedas con alguien que las mantuviera a salvo, a cambio de recibos en papel que se podían canjear cuando se quisiera recuperar. 

Los billetes de papel se convirtieron en una forma de dinero, ya que podías cambiarlos por otros que podían ir a reclamar el oro que les habías prometido. De hecho, muchos de los nombres de las monedas de hoy en día se derivan de este sistema. El nombre «dólar», por ejemplo, era el nombre en español para un peso de oro.

La forma en que Bob gana dinero es produciendo bienes o servicios que otros quieren intercambiar. ¿Pero qué pasa si en lugar de ganarlo, Bob simplemente imprime dinero nuevo? Ahora es rico, sin haber creado nunca nada de valor real.

Una vez que las sociedades comenzaron a usar papel, fue fácil para los gobiernos imprimir dinero nuevo, incluso si no habían recogido ningún oro para canjear con los billetes de papel.

A lo largo de la historia, esta ha sido una forma popular para los gobiernos de generar nuevo dinero, porque era más fácil que otras opciones, como la recaudación de impuestos. Aunque esto era bueno para los políticos, era malo para el resto de nosotros, ya que nuestro dinero perdía su valor —esto se llama inflación.

Durante el siglo XX, vimos a los gobiernos hacerse cargo completamente del dinero. En los Estados Unidos, solías ser capaz de cambiar dólares por oro —un sistema llamado el patrón oro. 

En 1913, Estados Unidos creó un banco central, la Reserva Federal, que comenzó a crear nuevos dólares sin nuevo oro. En 1933, el presidente Franklin Roosevelt hizo ilegal la posesión de oro. En 1971, el presidente Richard Nixon dejó de intercambiar dólares por oro con otros países. 

Y después de eso, no quedaba nada de valor que respaldara al dólar estadounidense.

¿El resultado?

Cien años antes de la fundación de la Reserva Federal, el precio del oro era de 19,39 dólares.

Cien años después de la Reserva Federal, el precio del oro era de 1.204,50 dólares.

¿Por qué ocurrió esto? Con la plena capacidad de crear dinero, el gobierno ha sido capaz de financiar guerras masivas y programas gubernamentales. Todo esto ha llegado a expensas del valor de nuestra moneda y de tus ahorros.

Preguntas:

  • Los televisores son mucho más baratos hoy que hace diez años, mientras que los títulos universitarios son mucho más caros. ¿Crees que el gobierno juega un papel en esto?
  • ¿Crees que es justo que algunas personas reciban dinero sin ganarlo?
  • ¿Con qué frecuencia piensas en ahorrar dinero hoy para poder comprar algo más caro en el futuro?

Artículos:

Libro:

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