Por qué prohibir el discurso del odio es malo
Marion Millar ha sido acusada en Escocia del delito de «comunicación maliciosa» por unos tuits en los que criticaba la autoidentificación de género.
Marion Millar ha sido acusada en Escocia del delito de «comunicación maliciosa» por unos tuits en los que criticaba la autoidentificación de género.
La guerra mexicana supuso una ampliación del territorio del nuevo imperio americano, pero el gobierno de los EEUU la inició con pretextos falsos. Un joven soldado de EEUU, —Ulysses Grant— sabía la verdad.
Estamos viviendo un cambio monetario histórico. La primera nación en adoptar políticas monetarias y fiscales sólidas ganará. El resto perderá.
El transporte público en los EEUU va de mal en peor. Los sistemas se están deteriorando y los usuarios que respetan las leyes se enfrentan a peligros como agresiones, robos y asesinatos. ¿La «solución» actual? Gastar aún más dinero en estos sistemas.
La impresión de dinero por parte de la Fed crea burbujas por todas partes. Ahora, incluso el fútbol americano universitario está experimentando sus propias inversiones erróneas impulsadas por el dinero fácil.
La postura de Trump al respecto nos recuerda la famosa queja de Madeleine Albright: «¿De qué sirve tener este magnífico ejército del que siempre hablas si no podemos utilizarlo?».
La libertad no es un bien de lujo. Es necesaria para que la civilización prospere, y el fin de la libertad también será el fin de la civilización. Karl Popper lo entendió tan bien como cualquiera que haya vivido.
Muchos de los mismos legisladores demócratas que ahora condenan el tiroteo contra los sobrevivientes del supuesto ataque a un barco narcotraficante no tuvieron ningún problema cuando los presidentes que les gustaban dieron luz verde a ataques aún peores.
Al convertir el papel moneda en moneda de curso legal, el gobierno cerró la puerta al dinero sólido. Derogar las leyes de curso legal es el primer paso para recuperar la libertad.
Las narrativas políticas progresistas modernas dependen en gran medida del uso indebido de las palabras, cambiando su significado con la esperanza de que la gente olvide lo que significaban originalmente. La política corrompe nuestro propio lenguaje.