La Fed se encuentra ahora acorralada por un riesgo creciente de estanflación. No sabe hacia dónde se dirige la economía, o no está dispuesta a tomar una posición. En este momento, la política de la Fed es «esperar lo mejor».
Al igual que los presidentes que le precedieron, Donald Trump está utilizando el IRS como arma contra las organizaciones que no le gustan. Richard Nixon hizo lo mismo —y ayudó a hundir su presidencia.
En nombre de la lucha contra la desigualdad de ingresos, los expertos del RU y EEUU reclaman impuestos sobre la riqueza como balas mágicas que restaurarán un estado imaginario de igualdad de ingresos que nunca existió en primer lugar. Es hora de abandonar esta idea para siempre.
En la empresa privada, los empresarios prestan atención a los costos ya incurridos que no pueden recuperarse, también conocidos como «costes hundidos». Los funcionarios ven en los costos irrecuperables un incentivo para promover proyectos públicos en los que los costes superan los beneficios.
El Real ID es el último ejemplo de cómo el gobierno utiliza el 9-11 como excusa para hacerse con más poder.
Los sectarios de la Teoría Monetaria Moderna (TMM) no sólo son deshonestos sobre el papel del dinero, sino también sobre su historia. Al cuestionar la versión histórica de Carl Menger, exponen su propia ignorancia sobre cómo surgió el dinero.
Los economistas convencionales definen la inflación como el aumento de un «nivel de precios» imaginario cuyos efectos son relativamente neutros. Los economistas austriacos, sin embargo son conscientes de que los efectos de inflar la masa monetaria son cualquier cosa menos neutros.
Una vez que se inicia una recesión, los mercados sólo pueden repararse si se permite que los precios —incluidos los salarios— bajen cuando sea necesario. El consiguiente aumento de los tasas de interés reales es la clave para estimular una nueva actividad económica.
Con la fecha límite para obtener el Real ID del gobierno federal técnicamente sobre nosotros, es importante entender que este no es un programa irritante sino necesario para mantener a los americanos seguros. Es el último ejemplo de cómo el gobierno utiliza el 9-11 como excusa.
Los economistas de la corriente dominante han estado obsesionados con encontrar tipos impositivos «óptimos», y la formalización de Nicholas Kaldor en 1940 del arancel «óptimo» no es una excepción.
