El axioma de la acción y la ineludibilidad de la libertad
Los seres humanos actúan. Es decir: se involucran en un comportamiento intencionado dirigido a transformar sus condiciones en un estado que prefieran más. Este axioma fundamental es apodícticamente cierto. Negarlo es afirmarlo, pues incluso el acto de negarlo es en sí mismo una acción— un intento deliberado de afirmar una posición. Así pues, la verdad de la acción humana no depende de la verificación empírica; es válida en todos los mundos posibles en los que se produce la acción.