Abolir la Oficina de Estadísticas Laborales
Murray Rothbard reconoció que la Oficina de Estadísticas Laborales proporciona el sustento para la intervención gubernamental. No es necesario «reformarla», sino que debería abolirse por completo.
Murray Rothbard reconoció que la Oficina de Estadísticas Laborales proporciona el sustento para la intervención gubernamental. No es necesario «reformarla», sino que debería abolirse por completo.
Los izquierdistas buscan crear una nueva sociedad que supuestamente sea pacífica. Sin embargo, también celebran la violencia ejercida contra sus oponentes políticos, algo que Murray Rothbard entendía como un menoscabo de todos los supuestos objetivos pacíficos que dicen perseguir.
La inteligencia artificial, a pesar de todo el alarmismo que se está generando, no es más que una herramienta que, si se aplica en un entorno de libre mercado, fortalecerá nuestra economía en lugar de debilitarla.
En la sección «Friday Philosophy» de esta semana, el Dr. Gordon examina la tesis de John Tomasi sobre la equidad del libre mercado, según la cual el colectivismo defendido por John Rawls es compatible con el liberalismo clásico. Como era de esperar, el Dr. Gordon tiene otro punto de vista.
A través de su monopolio coercitivo sobre la creación de dinero, el gobierno se dedica constantemente al robo silencioso mediante la inflación, todo ello en nombre de la «estimulación» de la economía.
Los defensores de la intervención militar de EEUU han invocado la guerra contra los piratas berberiscos como justificación. Sin embargo, un análisis de ese conflicto muestra que las acciones del presidente Jefferson fueron limitadas y siguieron las directrices del Congreso.
El Renacimiento es considerado en su mayor parte como un período positivo por los historiadores, pero el siniestro desarrollo del absolutismo y del Estado imperial complica el legado de esa época.
Aunque la clase política afirma que la acusación contra Comey representa un momento sin precedentes en nuestra historia, la verdad es muy diferente. Los fiscales federales tienen un largo historial de procesamientos injustificados y motivados políticamente.
Los medios de comunicación están tratando de presentar la acusación de la semana pasada contra James Comey como un uso «rompedor de las normas» del poder ejecutivo para beneficio personal. En realidad, se trata solo del último capítulo de una historia mucho más antigua: la lucha entre los funcionarios elegidos y los no elegidos.
Para aquellos que realmente están preocupados por la mayor concentración del poder político, la costumbre del presidente de enviar tropas federales a ciudades americanas es un problema grave.