JD Vance es el hombre de Palantir y cada llamamiento a favor de «Vance 2028» es probablemente música para los oídos del Estado profundo y sus aliados de las grandes tecnológicas.
Tom Paine es uno de los nombres olvidados de la Revolución americana, pero se puede argumentar que ningún otro hombre fue tan importante a la hora de impulsar las ideas de los colonos americanos hacia la independencia.
Frederic Bastiat comprendió mejor que la mayoría cómo los mercados libres y los precios de mercado promueven realmente la armonía social. Y, a diferencia de la mayoría, comprendió por qué París, que tenía pocas tierras agrícolas, disponía de alimentos en abundancia para sus habitantes.
Elon Musk ha descubierto por las malas que se pueden descubrir cientos de miles de millones de dólares que el Congreso malgasta, pero no se consigue que sus miembros dejen de hacer un gasto excesivo. Jim Bovard aprendió esa dura lección hace 30 años.
La creencia económica dominante es que una economía en crecimiento necesita una oferta monetaria creciente para garantizar la «estabilidad de los precios». Sin embargo, los economistas austriacos creen que no existe una oferta monetaria «óptima».
El Papa debe defender a la familia de los ataques del Estado, al tiempo que promueve la paz y afirma la independencia del poder estatal.
Aunque esta página ha tratado sobre los despilfarros ferroviarios en California y otros lugares, también nos fijamos en Seattle, que consideró la posibilidad de construir un sistema de monorraíl.
«La única influencia capaz de resistir a la jerarquía feudal era la jerarquía eclesiástica; y ambas entraron en conflicto cuando el proceso del feudalismo amenazó la independencia de la Iglesia...».
Herbert Spencer es más conocido por el término «darwinismo social», pero sus escritos sobre el libre mercado y la ley siguen siendo brillantemente relevantes hoy en día. Aunque no figura en el panteón de los economistas austriacos, su obra influyó en los estudiosos austriacos.
La narrativa simplista actual sobre la secesión del sur en 1860 y 1861 es que los estados sureños creían que la institución de la esclavitud estaba amenazada, por lo que abandonaron la unión. Sin embargo, las causas reales son más complejas y no encajan en ninguna narrativa preconcebida.
