El candidato socialista a la alcaldía, Zohran Mamdani, ganó las primarias demócratas para la alcaldía de la ciudad de Nueva York con la promesa de ampliar considerablemente el control gubernamental sobre la vivienda y las empresas de la ciudad.
Elon Musk ha tirado la toalla en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en todo menos en el nombre. Mises anticipó correctamente fracasos como estos.
El argumento habitual a favor de los servicios gubernamentales es que solo el gobierno puede construir suficientes carreteras para satisfacer las necesidades de transporte.
La tecnología de vigilancia, junto con la expansión de las telecomunicaciones, erosiona nuestra capacidad para mantener la privacidad de nuestras cosas privadas. Sin embargo, el crecimiento de la ideología colectivista empeora aún más la situación.
Los Estados Unidos está peligrosamente cerca de entrar en otra guerra en Oriente Medio. Pero esta tiene el potencial de ser mucho más costosa para el pueblo americano, sin que por ello sea más probable que traiga paz y estabilidad a la región.
A pesar de las promesas electorales de Trump y de la supuesta reputación de DOGE de reducir el gasto gubernamental, la nueva administración está gastando dinero más rápido que la supuesta administración derrochadora de Biden. Esto es maquiavelismo en su máxima expresión.
Los subsidios a Amtrak mantienen vivas muchas de sus rutas, a pesar de la disminución de pasajeros en varias de ellas. Estas subvenciones condenan a Amtrak a ser un sistema ferroviario de segunda categoría y con infra-financiación crónica.
En una verdadera economía de libre mercado, las credenciales no importarían, y desde luego no en la medida en que importan hoy en día. El credencialismo, por desgracia, es producto del intervencionismo gubernamental.
El ahora infame Gran y Hermoso Proyecto de Ley de Trump se ha convertido en el clásico engaño publicitario, en el que el presidente promete responsabilidad fiscal como candidato, pero cuando llega a la Casa Blanca se entrega al despilfarro.
Con la rebaja de la calificación de los bonos del gobierno de EEUU, otra señal de que el endeudamiento y el gasto de Washington están fuera de control, aunque nadie en el poder parece prestar atención. Piensa en la rebaja como un canario en una mina de carbón.
