La «lucha contra el error» de Mises
«Son las ideas las que agrupan a los hombres en facciones combatientes, las que ponen las armas en sus manos y las que determinan contra quién y para quién se utilizarán las armas».
«Son las ideas las que agrupan a los hombres en facciones combatientes, las que ponen las armas en sus manos y las que determinan contra quién y para quién se utilizarán las armas».
En Understanding Liberal Democracy (Comprender la democracia liberal), Nicholas Wolterstorff ataca una escuela de pensamiento muy influyente de un modo que los libertarios encontrarán útil.
Herbert Marcuse se enorgullecía de sus densos pero incompletos escritos sobre filosofía. El Dr. Gordon examina el vano intento de Jacob McNulty de interpretar el pensamiento de alguien que apoyó el socialismo marxiano pero nunca llegó a explicarlo con éxito.
El desarrollo económico no puede considerarse nunca un fin en sí mismo. Las personas son seres sociales complejos que pueden renunciar a algunas de las ventajas del crecimiento económico en aras de la estabilidad social, algo que Ludwig von Mises y Murray Rothbard comprendieron.
La sabiduría progresista convencional dice que el nazismo y el fascismo eran polos opuestos al comunismo. Sin embargo, todas estas visiones totalitarias del mundo tienen los mismos orígenes colectivistas.
El movimiento tecnocrático era una rama del progresismo, y sus partidarios creían que la ciencia y la tecnología eran las claves para crear una nueva utopía. Como era de esperar, esta «utopía» era contraria a la libertad individual.
Los progresistas modernos creen que sólo se puede ser leal a la propia nación si se es leal al gobierno central. Sin embargo, la historia americana demuestra que la «nación» no es el Estado, sino la comunidad a la que uno pertenece.
En su discurso de investidura, el presidente Trump prometió una «revolución del sentido común». Sin embargo, un área de la política del gobierno de EEUU que ha carecido de «sentido común» durante más de un siglo es la forma en que este gobierno trata con otras naciones. Es hora de cambiar.
Robert Paul Wolff, recientemente fallecido, comprendió que el Estado es incompatible con los derechos individuales. Aunque vaciló en sus opiniones sobre economía, ayudó a sentar las bases de una oposición razonada y coherente al poder patrocinado por el Estado.
La filosofía libertaria se basa en el principio de no agresión, pero una sociedad libertaria también necesita instituciones que ayuden a llevar a cabo esos principios, especialmente para aquellos que son víctimas de agresiones por parte de otros.