Lo que Trump debería decirle a Netanyahu

Hace unas semanas insté al presidente Trump a llegar a un acuerdo con Irán que satisficiera su objetivo declarado de no producir armas nucleares y permitiera a Irán continuar su búsqueda legal de energía nuclear civil. El acuerdo que estaba sobre la mesa, como lo describió el propio ministro de Relaciones Exteriores iraní, era una «actualización» del «acuerdo nuclear» JCPOA de Obama que beneficiaba a todos y que podría haber evitado una guerra costosa y contraproducente con Irán.

¿Y si tuviéramos un patrón oro?

El presidente del Instituto Mises, Llewellyn H. Rockwell Jr. —al resumir las opiniones de Murray Rothbard sobre el oro— dijo lo siguiente,

En un patrón oro, el «precio del oro» no se fija inexplicablemente mediante la intervención del gobierno. Por el contrario, el «dólar», durante el último medio siglo un mero billete de papel emitido por el gobierno, volverá a definirse como una unidad de peso de oro.

El estancamiento del empleo reduce la contratación a su mínimo en casi diez años (excluyendo el COVID)

La semana pasada examinamos cómo la mitad de los nuevos puestos de trabajo creados en junio eran empleos públicos, según los datos oficiales. Fue el mes más flojo para el empleo en el sector privado en nueve meses. También vimos que las solicitudes de subsidio por desempleo alcanzaron los niveles más altos desde 2018 el mes pasado (excluyendo el COVID).

La tasa de propietarios de vivienda es más baja ahora que hace 45 años

Durante más de 80 años —desde los días del New Deal— el gobierno federal de los EEUU se ha embarcado en una amplia variedad de políticas aparentemente destinadas a aumentar la tasa de propiedad de la vivienda. La idea subyacente —bastante dudosa, por cierto— ha sido siempre que la propiedad de la vivienda es un indicador de prosperidad económica.

Los disturbios son un síntoma de la enfermedad estatista

Una vez más, los alborotadores han tomado las calles de Los Ángeles, esta vez para oponerse a los esfuerzos de deportación del presidente Donald Trump. Lo que comenzó como manifestaciones pacíficas, constitucionalmente protegidas, se convirtió rápidamente en «abrumadoramente pacíficas» —o, en otras palabras, en un caos ardiente y violento: coches en llamas, negocios locales saqueados- y todo lo demás.