Cómo contradecirte sobre derechos
¿Cuál es la fuente de nuestros derechos, el Derecho natural o el Estado? Desgraciadamente, demasiadas personas que deberían saberlo eligen esta última opción. David Gordon expone sus contradicciones internas.
¿Cuál es la fuente de nuestros derechos, el Derecho natural o el Estado? Desgraciadamente, demasiadas personas que deberían saberlo eligen esta última opción. David Gordon expone sus contradicciones internas.
Bajo el régimen del apartheid, el gobierno de Sudáfrica practicaba la discriminación legal. En la nueva Sudáfrica, el gobierno también practica la discriminación racial legal en nombre de la «equidad.»
Los progresistas promueven los puntos de vista de los derechos civiles como «buenos para el conjunto» de la sociedad. Sin embargo, la mayoría de los movimientos modernos de derechos civiles y la legislación que los acompaña simplemente promueven el «bien» de un grupo a expensas de otros.
La semana pasada, Julian Assange fue liberado y se anuló la doctrina Chevron. Son enormes victorias para la libertad. No hace mucho, parecían completamente fuera de nuestro alcance.
Ryan y Tho se unen al editor sénior del Instituto Mises, Bill Anderson, para discutir la condena de Donald Trump.
En un veredicto que no ha sorprendido a nadie, jueces de Manhattan han declarado culpable a Donald Trump, tomando una acción legal y convirtiéndola en criminal. Lo más probable es que el veredicto sea anulado en apelación, mientras tanto los EEUU se ha convertido en una república bananera.
La mayoría cree que el Estado es una entidad necesaria para garantizar los derechos de propiedad privada. Sin embargo, un estudio del Oeste americano antes de que los territorios se convirtieran en estados nos muestra una realidad diferente en la que las comunidades protegían su propiedad.
A pesar de las definiciones de los medios de comunicación del juicio de Trump como un «juicio de dinero silencio», los cargos penales reales son artificiosos y legalmente sin precedentes. Se trata de un juicio espectáculo.
La gente ha llegado a creer que sólo el Estado está moralmente capacitado para crear y mantener un sistema de justicia. Sin embargo, dado que el propio Estado actúa injustamente, quizá sea hora de mirar fuera del Estado.
La conspiración sediciosa —como todos los cargos de conspiración en la legislación americana— es esencialmente un crimen de pensamiento y un crimen de expresión.