Power & Market

El éxito económico de China se debe más a la cantidad de producción que a la innovación

La inversión de China en investigación científica y tecnología intimida a las autoridades de los EEUU, que temen que la emergencia de la primera como potencia innovadora pueda eclipsar el dominio de América como líder en innovaciones de vanguardia. Según el Consejo Nacional de Ciencia de EEUU, en un informe con tintes políticos, América va a la zaga de China en componentes críticos como la financiación de la investigación y el desarrollo, la creación de tecnologías novedosas y las patentes de sistemas innovadores.

Los resultados indican que China representó el 29% de la expansión mundial de la investigación y el desarrollo entre 2000 y 2019, en relación con el 23% de América. Leído en términos geopolíticos, el informe pinta una imagen poco halagüeña de la innovación en América; sin embargo, una disección más amplia de los datos revela que China sigue luchando por cerrar la brecha con los EEUU. China es un actor importante en la presentación de patentes, pero las patentes chinas sólo han alcanzado un tercio de la calidad de las patentes no chinas.

En una publicación que explora la capacidad de innovación de China, el Atlantic Council señala que este país obtiene una mala puntuación en los principales indicadores de rendimiento de la innovación. En comparación con América, China registra un mísero 9,7% de las patentes en el extranjero, lo que contrasta con el 45,3% de América.

Las patentes en América también tienen una mayor probabilidad de ser aprobadas, ya que la tasa de concesión de América es del 59,4%, significativamente mayor que el 39% de las patentes aprobadas en China. Aunque el punto más relevante es la menor tasa de comercialización de China. Las instituciones de investigación de China son responsables del 7,8 por ciento de las patentes concedidas en el país, pero ofrecen una tasa de industrialización del 18,3 por ciento y una tasa de concesión de licencias del dos por ciento.

Sin embargo, las instituciones americanas son mejores en la comercialización de la investigación, observando que en 2018, las universidades americanas fueron responsables del cuatro por ciento de las patentes concedidas, pero licenciaron el 40-50 por ciento para su uso comercial. Algunas investigaciones sugieren que la proliferación de patentes en China no refleja la innovación científica, porque solo entre el 11 y el 19 de las patentes concedidas son inventivas.

Además, a pesar del bombo y platillo que se le da a los investigadores chinos, pocos son considerados innovadores en sus campos en comparación con los profesionales americanos. Evidentemente, los puntos fuertes de China reflejan más la cantidad que la calidad.

Además, China depende en gran medida de la experiencia extranjera para cultivar los sectores locales. Por ejemplo, China ha producido algunos grandes nombres en el sector farmacéutico, aunque América sigue siendo líder. Los fabricantes chinos aún no han lanzado innovaciones que rivalicen con la supremacía americana y invierten predominantemente en medicamentos genéricos. Según las cifras de investigación, China sigue siendo un país rezagado, con sólo 9 estimados centros de investigación médica y de ciencias de la vida, muy por debajo de los 52 de los americanos.

Los análisis globales muestran que China tiene pocas empresas innovadoras que puedan competir a nivel internacional. Además, una gran parte de las pequeñas empresas se fijan en crear productos genéricos en el extremo inferior de la cadena de valor, en lugar de innovar. La tasa de éxito de China en la conversión de tecnologías en aplicaciones industriales es del 15%, pero en las economías avanzadas es del 30%.

Otro problema poco estudiado al que se enfrenta China es la mala asignación de los fondos de investigación, que consigue socavar las políticas de innovación. En un nuevo artículo, Koenig y sus colaboradores sostienen que financiar en exceso los gastos de investigación y desarrollo es innecesario para fomentar la innovación y que reducir las distorsiones en la economía sería una mejor estrategia para impulsar la innovación. Limitar estas distorsiones permitiría a China pasar de su paradójico estatus de país de alta tecnología y baja productividad a un país innovador con alta productividad

Según Alexander B Hammer y Shahid Yasuf en un documento de 2020 publicado por la Comisión de Comercio Internacional de EEUU, el gasto en investigación en China no se corresponde con las ganancias significativas de productividad. Los investigadores comentan la incapacidad de China para salir de la trampa de la baja productividad:

Por un lado, sus empresas han logrado importantes avances en áreas como el reconocimiento de imágenes mediante el aprendizaje automático, las tecnologías de pago digital y la financiación móvil, las telecomunicaciones 5G y las comunicaciones cuánticas. Por otro lado, a pesar de los objetivos oficiales y de las cantidades sin precedentes de gasto en I+D, China aún no ha conseguido lo que su gobierno suponía que eran ganancias de productividad concomitantes... El nivel de la PTF de China se ha mantenido sin cambios desde 1981 en torno al 40% del nivel de los EEUU.

De hecho, China parece ser un serio competidor del dominio de América en materia de innovación. Sin embargo, a pesar de las mejoras, China aún no ha alcanzado la paridad con los EEUU y desempeña principalmente el papel de un país en desarrollo que aspira a superar a América.

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