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La Fed teme una fundición de bonos

La oferta monetaria (M2) ha rebotado hasta los niveles de marzo de 2023 y ha subido casi todos los meses desde octubre del año pasado. Además, el gasto deficitario del gobierno de EEUU ha compensado con creces el descenso del balance de la Reserva Federal. Mientras que el balance de la Reserva Federal se ha reducido en 1,5 billones de dólares desde su máximo, el déficit del gobierno de EEUU se mantiene por encima de los 1,5 billones de dólares anuales.

La oferta monetaria (M2) en los Estados Unidos ha rebotado por encima de los niveles de marzo de 2023, mientras que el gasto deficitario compensa cualquier reducción del balance de la Reserva Federal.

No es ninguna sorpresa leer que la Reserva Federal ha mantenido los tipos sin cambios. El Sr. Powell indicó que no hay subidas de tipos en el horizonte, lo que fue recibido con alivio por los participantes en el mercado, pero también puso en duda las expectativas de recortes de tipos. Sin embargo, el mensaje más sorprendente llegó cuando el presidente de la Reserva Federal anunció que retrasarían el proceso de endurecimiento cuantitativo.

En su comunicado, la Fed explicó que «a partir de junio, el Comité ralentizará el ritmo de descenso de sus tenencias de valores reduciendo el tope de amortización mensual de los valores del Tesoro de 60.000 millones de dólares a 25.000 millones. El Comité mantendrá el límite de amortización mensual de la deuda de agencias y de los valores respaldados por hipotecas de agencias en 35.000 millones de dólares y reinvertirá en valores del Tesoro cualquier pago de principal que supere este límite». El comunicado del FOMC presenta unas perspectivas económicas por lo demás optimistas, lo que no concuerda con este mensaje. ¿Por qué necesitaría la Reserva Federal ralentizar el ritmo de reducción del balance en una economía fuerte con sólidas cifras de desempleo, consumo y crecimiento?

La respuesta puede estar en la curva de rendimientos del Tesoro. El FOMC emitió esta declaración en una semana en la que el rendimiento de la deuda pública a dos años tocó el peligroso nivel del 5%. En ocasiones anteriores, un aumento semejante de los rendimientos de la deuda pública provocó una importante corrección del mercado. Sin embargo, a la Fed no le preocupa tanto una corrección del mercado como mantener cierta calma en el mercado de bonos en medio de un aumento insostenible del déficit público y de la deuda pública.

La Fed opta por mantener viva la burbuja de la deuda soberana como prioridad frente a la reducción de la inflación.

Es imposible reducir la inflación al objetivo del 2% cuando el déficit público, que imprime nuevas divisas, sigue fuera de control. Es aún más difícil cuando la Reserva Federal retrasa la normalización del balance, con lo que los reembolsos mensuales se reducen a menos de la mitad de la cifra anterior.

Con este movimiento, no es de extrañar que el rendimiento a dos años cayera al 4,8% y el de diez años se desplomara al 4,5% desde el 4,7% de finales de abril.

La Reserva Federal está renuente a admitir dos cosas: la oferta de deuda del Tesoro es significativamente superior a la demanda del sector privado, y la Fed está más preocupada por una fundición del mercado de bonos que por una inflación elevada.

Una fundición del mercado de bonos sería extremadamente peligroso para la Reserva Federal porque llegaría en un momento en el que los índices de bonos de EEUU y europeos no se han recuperado del desplome de 2022. Además, un desplome del precio de los bonos desencadenaría nuevos problemas en los bancos regionales de EEUU, justo cuando hemos sabido que Republic Bank ha necesitado un rescate y que los beneficios empresariales del sector bancario cayeron un 44% en el cuarto trimestre de 2023, según Reuters.

Si el rendimiento de los bonos a dos años supera el 5% y el de los bonos a 10 años se dispara, podríamos asistir a una corrección drástica en un mercado que sigue acumulando riesgos elevados bajo la expectativa de que la Reserva Federal sacará de apuros a todo el mundo.

Un desplome del mercado de bonos haría caer toda la baraja en un mercado complaciente.

La decisión de la Fed llega cuando la demanda mundial de bonos del Tesoro está en entredicho. Las tenencias extranjeras de bonos del Tesoro han alcanzado un máximo histórico, pero la cifra es engañosa. La demanda se ha debilitado en relación con la oferta de nuevos bonos. De hecho, el aumento previsto de las nuevas emisiones del Tesoro supone un quebradero de cabeza para la Reserva Federal. El endeudamiento será significativamente más caro cuando los pagos de intereses de la deuda pública hayan alcanzado el billón de dólares, y la demanda de los inversores siga siendo robusta, pero no lo suficiente como para seguir el ritmo de un déficit fuera de control. Las tenencias chinas de bonos del Tesoro de EEUU han caído durante dos meses consecutivos hasta los 775.000 millones de dólares, según el Departamento del Tesoro de EEUU, y la debilidad del yen japonés puede hacer necesaria una intervención del Banco de Japón para vender las reservas de EEUU, lo que implica deshacerse de los bonos del Tesoro.

Si las perspectivas económicas de la Reserva Federal fueran tan sólidas como se afirma y la solvencia de las cuentas públicas fuera robusta, no estarían anunciando una reducción drástica de la senda de normalización. La habrían acelerado, dada la elevada y persistente inflación.

El mensaje que la declaración del FOMC envía al mundo es que las finanzas públicas de EEUU están completamente descontroladas y que no hay demanda suficiente para el aumento demencial de la oferta de nuevos bonos del Estado.

Cuando la Fed mantiene los tipos y retrasa la normalización del balance, consigue dos cosas negativas. Todo el impacto negativo de las subidas de tipos recae sobre el sector privado, las familias y las empresas, y la gestión del balance mantiene artificialmente inflada la burbuja de la deuda pública, lo que provoca una inflación más persistente.

En resumen, la decisión de la Fed podría verse como una peligrosa forma de mantener viva la equivocada política fiscal del Gobierno a costa de empobrecer a las familias y a las pequeñas empresas con una inflación elevada y unos tipos más altos durante más tiempo. Powell intenta ser prudente y riguroso con la inflación cuando el Gobierno aviva el fuego. Powell es como un bombero que intenta detener un incendio con un cubo de agua, mientras el dueño del edificio, el gobierno, arroja litros de gasolina por el techo.

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