Power & Market

Sólo Bitcoin y el oro pueden impedir que los gobiernos destruyan la moneda

Permítanme recordarles algunas verdades incómodas.

El gasto gubernamental está descontrolado en los países desarrollados. Además, ningún gobierno intervencionista quiere recortar el gasto ni equilibrar el presupuesto. El gasto gubernamental empodera a los políticos, y reducirlo significa perder el control de la economía.

A los gobiernos intervencionistas no les preocupan las deudas, los déficits ni la inflación. La inflación es una política deliberada, y buscan nacionalizar la economía a la vez que imponen un control total sobre los sectores productivos mediante la emisión de monedas continuamente devaluadas.

El gasto gubernamental consiste en imprimir dinero. Los políticos se complacen en prometer más cosas gratis mediante un gasto incesante, porque saben que no pagarán por ello y que esto hará que los ciudadanos y las empresas sean más dependientes y sumisos al poder político. Ningún gobierno puede reducir realmente la deuda sin recortar el gasto.

La inflación evidencia la pérdida de solvencia del emisor de dinero. Es un impago lento de facto. La inflación sirve como política que justifica y perpetúa importantes desequilibrios gubernamentales, trasladando la carga financiera a los salarios reales y el ahorro en depósitos.

La falacia de equilibrar el presupuesto mediante impuestos más altos conduce al estancamiento económico y a un mayor endeudamiento. Los impuestos altos no son una herramienta para reducir la deuda, sino para justificar un endeudamiento elevado. Los ingresos fiscales son cíclicos, mientras que los gastos públicos se consolidan y anualizan.

Ningún gobierno intervencionista actuará voluntariamente para reducir la deuda y el gasto, ya que siempre pueden imponer más impuestos y culpar a otros de sus problemas. Además, los bancos centrales han dejado de desempeñar el papel esencial de controlar los excesos fiscales para convertirse en facilitadores del aumento de los desequilibrios fiscales.

Mientras tanto, los gobiernos ignoran que han superado los tres límites de la deuda pública: económica, fiscal e inflacionaria. Una mayor deuda pública implica un menor crecimiento, más impuestos generan ingresos más bajos y un mayor gasto público perpetúa la inflación.

Ahora que los bancos centrales han dejado de ser el límite esencial a los excesos gubernamentales, sólo quedan dos alternativas: el oro y Bitcoin.

El oro ya ha superado al euro como el segundo activo más importante, después del dólar de EEUU, en los bancos centrales mundiales. En pocos meses, será el activo más importante. Los bancos centrales mundiales han perdido la confianza en la deuda soberana de los países desarrollados como activo de reserva. Por lo tanto, los rendimientos de los bonos a largo plazo de los países desarrollados superan las expectativas de inflación.

Bitcoin, por otro lado, ha demostrado a inversores y ciudadanos que una moneda descentralizada puede convertirse gradualmente en un activo de reserva de baja volatilidad, un medio de pago generalizado y una unidad de medida. A medida que los ciudadanos del mundo ven a Bitcoin como una alternativa cada vez más viable al dinero fiat, cada vez más personas lo utilizan para almacenar valor y protegerse de la inflación.

Los inversores no confían en que las economías desarrolladas mantengan su solvencia. El oro y el bitcoin recuerdan a los gobiernos que no pueden gastar e imprimir moneda indefinidamente. Puede que el bitcoin esté en su fase inicial y sea más volátil, pero el mensaje contundente al mundo es claro: los años de gasto e impresión gubernamentales descontrolados han terminado.

Obviamente, a los gobiernos no les gusta esto. Y los bancos centrales buscan eliminar el riesgo de que las monedas independientes eliminen el monopolio del dinero mediante la emisión de una moneda digital del banco central (CBDC) impuesta legalmente. Curiosamente, el gobierno de los EEUU está haciendo lo contrario: prohíbe las CBDC y adopta las criptomonedas como la próxima revolución monetaria.

El BCE admite la enorme pérdida de utilización del euro en las transacciones globales y está entrando en pánico al emitir una herramienta de vigilancia disfrazada de dinero: la CBDC. El gobierno de los EEUU busca consolidar la condición de reserva del dólar atrayendo inversión global en criptomonedas.

Bitcoin y el oro desempeñan ahora el papel esencial que los bancos centrales independientes deberían ejercer. Los bancos centrales son innecesariamente conciliadores y siguen ocultando los desequilibrios gubernamentales. El oro y Bitcoin son esenciales para responder a las tentaciones inflacionarias de los gobiernos. Lo único que nos salvará de los excesos gubernamentales es la descentralización y la moneda independiente.

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Image Source: Getty Images/Cherkas/909605884
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