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Cuando a las universidades u hospitales se les garantiza el pago por parte de un tercero, como Sallie Mae o una compañía de seguros de salud, es natural que los precios suban para el estudiante o el paciente. En estos casos, la capacidad de pago del usuario se vuelve casi irrelevante.

La introducción del dinero no altera el hecho de que los individuos todavía tienen que producir algo útil para obtener otros bienes útiles para sí mismos.

En 1986, ocho gobernadores amenazaron con vetar el despliegue de tropas estatales en Centroamérica. Los generales y políticos de Washington respondieron destruyendo aún más la independencia del estado y la cláusula de la milicia de la Segunda Enmienda.

La obsesión keynesiana por evitar la deflación e impulsar el gasto de los consumidores ha dado lugar a un grave descenso del ahorro y de la acumulación de capital.

Francsico García Paramés señala que los economistas que se centran en las previsiones a corto plazo son generalmente inútiles para los inversionistas. Pero los principios de los economistas austriacos —y una visión a largo plazo en general— pueden aportar ideas fuera de la corriente principal.

«Si el yo es la propiedad real del individuo, la fuerza puede ser empleada para repeler la fuerza que tomaría de un individuo este pedacito especial de propiedad en sí mismo».

Las licencias ocupacionales pueden aumentar la calidad para algunos clientes de ingresos más altos. Pero la concesión de licencias aumenta el poder de monopolio de las empresas dominantes al tiempo que expulsa del mercado a los clientes de bajos ingresos.

«El mayor problema, no sólo económico sino también político, es el problema de la deuda. Es inimaginable cómo terminará esta locura de crear más y más deuda e impulsar la economía inflando la oferta monetaria».

Es preocupante que después de una década de expansión económica, el gobierno de Estados Unidos siga gastando dinero como lo hace durante e inmediatamente después de una recesión. Es como si la economía estuviera ahora en un estado de «estímulo» permanente.

Las prisiones privadas sólo son privadas de nombre. Son meros adjuntos del estado, y el verdadero problema es que estas prisiones almacenan a mucha gente que el estado no debería haber puesto en prisión en primer lugar.