El imperio como precio de la burocracia
La burocracia totalitaria necesita un estado constante de crisis y no hay mejor creador de crisis que las maquinaciones imperiales.
La burocracia totalitaria necesita un estado constante de crisis y no hay mejor creador de crisis que las maquinaciones imperiales.
El presidente Trump ha indicado que podría avecinarse una recesión y los expertos están jugando a culpar a los demás. Sin embargo, no busques en Washington una explicación coherente para la recesión. En su lugar, busca en los austriacos.
¿Necesita el gobierno de los EEUU una reserva de oro? No, no la necesita. El oro del gobierno es básicamente un fondo de emergencia que las élites utilizan para preservar su poder político.
Hace cinco años, la propagación del covid-19 dio a los políticos la excusa para volverse totalmente totalitarios. Su campaña, basada en el miedo, consistió en medidas autoritarias basadas en mentiras y medias verdades.
Donald Trump parece creer que los no ciudadanos no tienen derechos de propiedad. Se equivoca, y el texto de la Carta de Derechos es claro al respecto.
Los Estados Unidos no entrará en recesión por el cambio de administración, sino por las políticas de gasto excesivo de los años de Biden.
La historia ha demostrado que la prosperidad se construye a través de la libertad económica y la autosuficiencia —no mediante transferencias financieras perpetuas de antiguas potencias coloniales.
El desarrollo económico no puede considerarse nunca un fin en sí mismo. Las personas son seres sociales complejos que pueden renunciar a algunas de las ventajas del crecimiento económico en aras de la estabilidad social, algo que Ludwig von Mises y Murray Rothbard comprendieron.
Los economistas de la corriente dominante afirman que para «hacer economía» deben recopilar datos y luego ver adónde les llevan. Sin embargo, los datos por sí solos son económicamente inútiles sin una teoría que los guíe y explique lo que está ocurriendo.
Aunque Elon Musk y su equipo de DOGE han realizado algunos «recortes» muy publicitados en el gasto federal, gran parte del presupuesto federal lleva mucho tiempo grabado en piedra. Harán falta cambios fundamentales en los patrones de gasto para lograr un cambio real.