La economía de los EEUU está impulsada en última instancia por millones de personas que trabajan duro para crear y comercializar bienes y servicios, pero el Gobierno federal puede influir en la economía de tres formas principales: 1) política fiscal y reguladora: influye en la producción y en quién se beneficia y quién pierde; 2) política exterior y guerra: influye en la producción, la vida y la calidad de vida; y 3) política monetaria: influye en la inflación/deflación y en los ciclos de auge-caída.
La lección clave de la ciencia económica fue bien articulada por Adam Smith en 1776 y ha sido repetida por todos los economistas entendidos desde entonces, incluidos Ludwig von Mises y Murray N. Rothbard: ¡liberar la economía!
Eso significa evitar cualquier intervención gubernamental contraproducente en el comercio voluntario y los derechos de propiedad privada. La ciencia económica nos enseña que una buena política fiscal y reguladora consiste en reducir al mínimo los impuestos, el gasto y los trámites burocráticos. Una buena política exterior consiste en buscar la diplomacia, la paz y el libre comercio con todos los países siempre que sea posible. Una buena política monetaria consiste en evitar la expansión artificial de la oferta monetaria, que provoca la inflación de los precios y el ciclo de auge-caída.
Las políticas económicas de Trump —lo bueno
Trump ha propuesto una amplia variedad de políticas económicas para su segundo mandato, la mayoría de las cuales son similares a las de su primer mandato. He aquí las positivas basadas en la ciencia económica:
Recortes fiscales: Los recortes fiscales siempre son buenos desde la perspectiva del libre mercado. Los recortes fiscales permiten a los trabajadores americanos disponer de más dinero para gastar, ahorrar e invertir. La inversión en nuevos equipos y tecnología aumenta la productividad laboral, los salarios y el nivel de vida.
Trump propone prorrogar las disposiciones de la Ley de Recortes y Empleos Fiscales de 2017, que expiran después de 2025. Esto incluye mantener tasas impositivas individuales más bajos y una deducción estándar más alta. Es partidario de reducir el tipo del impuesto de sociedades al 15%. También habla de eliminar el impuesto sobre la renta de las prestaciones de la Seguridad Social y eximir de impuestos los ingresos por propinas y el pago de horas extras.
Desregulación: La desregulación también es siempre una buena política de libre mercado, ya que elimina los trámites burocráticos y libera a los empresarios para crear nuevas empresas y puestos de trabajo. También reduce los costes de producción.
Trump quiere reducir las regulaciones en el sector energético, en particular, para promover la producción nacional, lo que ayudaría a bajar los precios de la energía y reducir la dependencia de EEUU de las teocracias de Oriente Medio para la energía.
Las políticas económicas de Trump —lo malo
Mayor gasto: Los recortes del gasto también son siempre buenos desde la perspectiva del libre mercado, ya que dejan más recursos en la economía privada y reducen las distorsiones provocadas por el gasto. Un buen ejemplo de lo beneficioso que puede ser recortar el gasto es la posguerra, cuando el gasto federal se redujo en un 45% y se produjo un boom de posguerra. Esta es la prueba de que la economía keynesiana tiene todo al revés.
Trump ha propuesto gastar más en infraestructuras. Esto suele conducir al despilfarro y la corrupción, con mucho dinero destinado a contratistas gubernamentales favorecidos. También distorsiona la estructura de precios y capital al desviar dinero y recursos a áreas del mercado a las que de otro modo no irían. Por supuesto, sería mejor privatizar tantas infraestructuras como fuera posible.
Trump ha sugerido que Elon Musk podría ser «Secretario de Recorte de Costos», con el objetivo de recortar 2 billones de dólares o más del presupuesto de 6,7 billones de dólares del Gobierno federal. Sin embargo, esto será muy difícil de implementar, ya que Trump ha prometido no recortar la Seguridad Social, Medicare, la defensa nacional, los programas de veteranos y las pensiones federales, que comprenden más del 80% del gasto.
Aranceles y proteccionismo: Los aranceles y el proteccionismo son siempre perjudiciales para el nivel de vida, como demostraron economistas como David Ricardo en el siglo XIX. Los aranceles son un impuesto a los consumidores en EEUU por comprar productos extranjeros. Los aranceles también distorsionan la estructura de producción, tienden a elevar los precios y pueden incluso hacer que los productores nacionales sean menos competitivos en general.
Trump propone un arancel del 10 al 20 por ciento sobre todos los bienes importados y un arancel del 60 al 100 por ciento sobre las importaciones chinas. También ha propuesto un arancel de 200 sobre los automóviles importados de México, así como un arancel del 25 por ciento sobre todas las importaciones mexicanas si México no impide que los migrantes ilegales crucen a los EEUU.
Las políticas económicas de Trump —lo incierto
Reducir la independencia de la Fed: Trump y el vicepresidente Vance han hablado de limitar la independencia de la Reserva Federal permitiendo la influencia presidencial sobre las tasas de interés y potencialmente destituyendo al presidente Jay Powell. Si esto significa que Trump quiere fomentar tasas de interés más bajos y más creación artificial de dinero, sería malo, ya que llevaría a una mayor inflación y a un ciclo de auge-caída más intenso.
Si, por otro lado, realmente pudieran limitar o eliminar la «independencia» de la Fed y poner la política monetaria en manos de funcionarios electos en lugar de burócratas no electos como Powell, eso podría ser muy positivo, aunque seguiría implicando que las tasas de interés deberían estar determinados políticamente en lugar de determinarse en el mercado libre.
Política exterior y guerra: Trump ha sido el único presidente de EEUU de los últimos tiempos que no ha iniciado nuevas guerras importantes. Dice que quiere poner fin a la guerra con Rusia, que ha costado más de un millón de vidas, 175.000 millones de dólares hasta ahora en dinero de los contribuyentes en EEUU, podría conducir a la Tercera Guerra Mundial e incluso corre el riesgo de una guerra nuclear. Sin embargo, no está tan claro qué quiere hacer con los conflictos de Oriente Próximo y, en general, se muestra antagónico con China.
Inmigración: La economía de los EEUU necesita personas pacíficas y trabajadoras para hacer crecer la economía, pero no necesita personas que cometan delitos y reciban ayudas sociales pagadas por americanos trabajadores y contribuyentes. Queda por ver qué puede hacer Trump, si es que puede hacer algo, para mejorar el sistema de inmigración en los EEUU.
¿El ciclo económico de auge-caída bajo Trump? La Fed creó un 40% más de dólares en 2020 en respuesta al covid. Esto causó las tasas de inflación de precios más altas en más de 40 años, por no mencionar las burbujas y las distorsiones del mercado como resultado. Eso obligó a la Fed a subir las tasas de interés al ritmo más agresivo desde principios de la década de 1980. Eso provocó el mayor descenso de la oferta monetaria y la inversión de la curva de rendimientos más prolongada desde la Gran Depresión de los años treinta. Si esto no conduce a una recesión, será la primera vez en la historia.
La tasa de desempleo ha subido un 0,7% y cada vez que ha subido al menos un 0,5% ha habido recesión. La construcción de viviendas ha caído significativamente y los principales índices económicos apuntan a una recesión. Por lo tanto, es muy probable que se produzca una recesión en los próximos uno o dos años, independientemente de lo que haga Trump. La gran cuestión es la inflación y las tasas de interés. Si la Fed recorta las tasas de forma agresiva, como ha venido haciendo en los últimos meses, eso podría provocar un resurgimiento de la inflación de precios durante una recesión. Eso sería «estanflación», que es la peor situación para el nivel de vida de los americanos.
Conclusión
Cabe esperar que Trump aplique políticas más orientadas al libre mercado, en lugar de intervenciones que lo perjudican. El principal problema a corto plazo para la economía es que la Fed ya ha subido los tipos a un ritmo que probablemente conducirá a una recesión y ahora los está recortando a pesar de una inflación obstinadamente alta. Así pues, debemos esperar lo mejor, pero prepararnos para lo peor.