La denominada economía en forma de K, —en la que algunos experimentan un crecimiento positivo y otros un crecimiento negativo— la cual se explica perfectamente mediante la teoría austriaca del ciclo económico y el efecto Cantillon.
Aunque la teoría moderna de portafolio (TMP) es muy popular en los ámbitos académicos de la economía y las finanzas, no logra explicar adecuadamente los lucros, ya que confunde erróneamente la búsqueda de beneficios empresariales con la gestión de riesgos.
Durante más de 40 años, la política agrícola de EEUU ha socializado las tierras agrícolas y ha transferido riqueza a personas con conexiones políticas.
Aunque aún no hay un veredicto definitivo sobre las «reformas» económicas de Javier Milei en Argentina, hay que recordar que la intervención económica en ese país está profundamente arraigada en la vida política y económica.
La alta preferencia temporal es un signo de degradación económica, y Bose demuestra que el rechazo de la ética sexual cristiana es una característica de una sociedad con alta preferencia temporal.
Los economistas convencionales no logran explicar por qué el actual régimen de inflación y las intervenciones de los bancos centrales han tenido consecuencias económicas tan devastadoras. Comprender los efectos Cantillon es fundamental para entender la locura actual.
La inflación no solo provoca un aumento de los precios. Destruye el proceso de generación de riqueza, especialmente entre los jóvenes, a quienes impide adquirir los mismos tipos de activos que obtuvieron las generaciones anteriores. El resultado es un conflicto intergeneracional.
A través de la guerra más sangrienta de la historia americana hasta la fecha, Lincoln puso en marcha una «constitución secreta» incipiente que comenzó a acercar a los EEUU a la igualdad y la democracia, lo que muchos consideran algo positivo.
En el nuevo documental de Ken Burns se repite un viejo mito, —sostenido tanto por la izquierda como por la derecha— que el caos llevó a la necesidad de la Constitución y de un gobierno nacional más fuerte.
A los americanos les gusta considerarse un pueblo amante de la paz. Sin embargo, el historial bélico de nuestra nación desde la Guerra Civil americana apunta a la afinidad del gobierno de los EEUU por desatar guerras totales.
