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Según los keynesianos, los efectos de la riqueza son el resultado de la creación de dinero, y tienen un impacto beneficioso. Los keynesianos tienen razón en que los efectos de la riqueza existen. Pero se equivocan en cuanto a quién se beneficia.

Cuando se debatió la moralidad y la prudencia de los confinamientos de COVID, sus defensores tenían de su lado una estadística de muertes cada vez mayor. Aquellos que temían el lado oscuro de los confinamientos coercitivos no tenían la ventaja de una estadística gubernamental específica.

El PIB no es una medida útil de la prosperidad material de una nación, y la forma en que se mide el PIB tiende a ocultar los beneficios del libre comercio.

El nacionalista económico se enfrenta a un dilema. La ayuda extranjera y el proteccionismo económico no sólo son totalmente compatibles en teoría, sino que los efectos de la ayuda extranjera complementan perfectamente los objetivos de los nacionalistas económicos.

Muchos libertarios se centran en la libertad económica como medio para conseguir la libertad para todos. Gramsci sabía más, y ofrece una lección para los libertarios que creen que las cuestiones culturales más amplias más allá del principio de no agresión son irrelevantes para la libertad.

Los estadounidenses han estado comprando muchas armas por miedo al crimen y a los disturbios este año. Esto sugiere que la causalidad crimen-armas es lo contrario de lo que dicen los controladores de armas. En lugar de decir «las armas causan el crimen», deberíamos decir «el crimen causa las armas».

Todo sistema económico es una mezcla de acción de mercado y control estatal. La estrategia marxista es culpar al capitalismo de todos los males causados por la intervención del Estado.

Nuestra posición actual sobre la deuda parece ser similar a decir que la única manera de evitar el ahogamiento es vertiendo más agua sobre la víctima.

Toda ley debe ser aplicada en última instancia utilizando el poder de la policía del Estado. Para los que se resisten, esto significa arresto violento y encarcelamiento. O algo peor.

La deuda no es gratuita ni irrelevante, como los intervencionistas quieren hacernos creer, aunque los tipos de interés sean bajos. Más deuda significa menos crecimiento y una salida más lenta de la crisis, con un menor crecimiento de la productividad y una tibia mejora del empleo.