Power & Market

Reformando la Reserva Federal

La Reserva Federal crea y manipula la moneda fiduciaria dominante en el mundo. Produce la inflación de su oferta y la continua depreciación de su poder adquisitivo. Manipula los tipos de interés del dólar y el coste de la deuda, hace elástica la disponibilidad de crédito (especialmente durante las crisis financieras), financia al gobierno y monetiza los déficits federales en cantidades limitadas únicamente por el techo legal de la deuda. A menudo se imagina que «gestiona la economía», aunque, de hecho, nadie puede hacerlo con éxito. Es un banco central no sólo para los Estados Unidos, sino para todo el mundo que utiliza el dólar. En resumen, la Fed es la institución financiera más poderosa que existe o ha existido jamás. Que semejante poder se concentre en una sola institución no elegida es un problema para el orden constitucional de la república americana.

Igualmente fundamental es que la Fed siempre está sujeta a una profunda incertidumbre. Ha demostrado claramente su incapacidad (como la de todo el mundo) para predecir el futuro económico o financiero, y es intrínsecamente incapaz de saber cuáles serán los resultados de sus propias acciones. Su notable poder combinado con su ineludible falta de conocimiento del futuro la convierte en la institución financiera más peligrosa del mundo. Esto es así por muy inteligentes o brillantes que sean sus directivos, por muy buenas que sean sus intenciones, por muchos cientos de economistas que contraten o por muy complejos que sean los modelos informáticos que construyan.

En la famosa conferencia de banca central de Jackson Hole, en agosto de 2023, el presidente de la Fed, Jay Powell, señaló con admirable franqueza algunas incertidumbres esenciales en los debates actuales de la Reserva Federal. «No podemos identificar con certeza el tipo de interés neutral y, por tanto, siempre hay incertidumbre» sobre la política monetaria, que «se complica aún más por la incertidumbre sobre la duración de los desfases» con los que opera la política y la «dinámica cambiante [que] puede o no persistir». Y continuó: «Estas incertidumbres, tanto antiguas como nuevas, complican nuestra tarea». Ciertamente lo hacen, y esto es cierto para los asuntos monetarios de la Fed en todo momento.

Powell utilizó una acertada metáfora a este respecto: «Estamos navegando por las estrellas bajo cielos nublados». La Presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, utilizó una metáfora diferente: «No existe un libro de jugadas preexistente para la situación a la que nos enfrentamos.» Pero el ex Gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, en su libro El  fin  de la  alquimia saca una conclusión más contundente: «Si el futuro es incognoscible, sencillamente no lo sabemos y no tiene sentido fingir lo contrario».

Todo esto debería aumentar nuestro escepticismo sobre cuánto poder independiente deberían tener los bancos centrales, y sobre si existe un camino significativo para la reforma.

Lee el artículo completo en Law&Liberty.

 

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