El verdadero conflicto de clases no es entre los capitalistas y los trabajadores. El verdadero conflicto es entre la clase productiva de los contribuyentes y la clase parásita del gobierno que explota a todos los demás.
Los recientes comentarios de JD Vance y Pete Hegseth han puesto de relieve la relación entre los EEUU y sus aliados en Europa. La desafortunada verdad es que la mayor parte de Europa está sumida en un declive autoimpuesto. Los contribuyentes de EEUU no deberían verse obligados a participar.
Nuestros amigos del Grove City College han logrado una hazaña increíble: digitalizar su archivo de documentos personales de Ludwig von Mises.
Isaac Newton es más conocido por su desarrollo de las matemáticas y la física, pero también se interesó mucho por la economía, especialmente por la relación del dinero con el intercambio económico. También creía que las leyes económicas, como la gravedad, eran inmutables.
Tanto Trump como Lincoln tratan a un grupo de personas como leprosos —es decir, palestinos y negros— a los que hay que apartar de la sociedad y negarles derechos de propiedad en su propio país.
El movimiento tecnocrático era una rama del progresismo, y sus partidarios creían que la ciencia y la tecnología eran las claves para crear una nueva utopía. Como era de esperar, esta «utopía» era contraria a la libertad individual.
Los progresistas modernos creen que sólo se puede ser leal a la propia nación si se es leal al gobierno central. Sin embargo, la historia americana demuestra que la «nación» no es el Estado, sino la comunidad a la que uno pertenece.
Hay más becarios y contratistas federales en ONG y empresas privadas que trabajadores federales «oficiales». Estos falsos empleos «privados» también deben suprimirse.
¿Qué determina los tipos de cambio? Aunque los «expertos» presentan una serie de teorías, como la balanza comercial, el factor más importante es el poder adquisitivo de las divisas en cuestión.
En su discurso de investidura, el presidente Trump prometió una «revolución del sentido común». Sin embargo, un área de la política del gobierno de EEUU que ha carecido de «sentido común» durante más de un siglo es la forma en que este gobierno trata con otras naciones. Es hora de cambiar.
