Los cazadores-recolectores arrasaron el ambiente. La industrialización lo salvó.
Las sociedades de cazadores-recolectores despojaron al entorno local de recursos y luego se trasladaban a otro lugar. No había nada ambientalmente responsable en este tipo de economía, a pesar de los esfuerzos modernos por presentar a los humanos prehistóricos como abrazadores de árboles.