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La experiencia sugiere que la prohibición del porte de armas de fuego por parte de los ciudadanos propicia el incremento de la criminalidad en donde se aplica tal prohibición, aún en lugares donde existe vigilancia policial, la mejor manera de mantener una ciudad segura es permitiendo el libre porte de armas a los ciudadanos.

En este artículo Kinsella afirma que «Ser anarquista solo significa que uno cree que la agresión no está justificada, y (es obvio) que el Estado necesariamente la emplea. Por ende, el Estado y la agresión que usa, están injustificados».

Nos corresponde a nosotros reconsiderar el nacionalismo liberal misesiano para el siglo XXI y crear una visión para el presente y más allá.

Los escolares aprenden que hay tres ramas del gobierno. En la práctica, existe una cuarta rama, la burocracia permanente que incluye legiones de agentes civiles y militares, oficiales y administradores comprometidos a proteger sus propios intereses.

Los activistas antimercado en Argentina intentan culpar a los mercados de los problemas económicos del país, pero el movimiento populista del peronismo es lo que ha condenado al país a ciclos interminables de crisis económicas y monetarias.

La premisa de los contratos Yellow Dog sigue siendo legítima en cuanto en tanto cumple las condiciones del derecho a la libre asociación, la prohibición de este tipo de contratos es una forma de forzar al empresario a aceptar trabajadores que de otra forma no serían aceptados según el criterio de este.

El hecho de que las políticas de los bancos centrales resulten ineficaces para reactivar la economía no se debe a la trampa de la liquidez, sino a la disminución de la reserva de ahorros reales. Este descenso se debe a la relajación de las políticas monetarias y fiscales.

Cuando se opera en un régimen de dinero barato, es difícil o casi imposible encontrar inversiones capaces de proporcionar rendimientos razonables. Los vehículos de bajo riesgo se pujan hasta alcanzar rendimientos cercanos a cero, empujando a los inversores a vehículos cada vez más arriesgados para generar un rendimiento suficiente para cubrir los objetivos.

La transición a una sociedad sin dinero en efectivo es un ajuste natural para el régimen autoritario de Pekín, que durante mucho tiempo ha sido vendido como «benigno» por la élite globalista más «progresista».

La policía gubernamental, los analistas y los trabajadores de laboratorio han sido mostrados repetidamente usando tecnología defectuosa, falsificando documentos y falsificando los resultados de laboratorio para arrestar, procesar y condenar a ciudadanos inocentes.