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En el siglo XIX, innumerables ciudades y pueblos de América autorizaron milicias privadas locales, autofinanciadas y autogobernadas que se convirtieron en una parte cotidiana del tejido social.

Un tema recurrente entre los izquierdistas en un mundo de escasez de viviendas: ¿Por qué se debe permitir a los arrendadores obtener beneficios? Resulta que hay muchas buenas razones.

El sindicalismo es una acción violenta directa contra las instituciones del capitalismo, como las fuerzas de seguridad, y especialmente la propiedad de las empresas. Este enfoque es a menudo adoptado por los marxistas, socialistas y fascistas como un medio para ganar poder.

Occidente no necesitaba los recursos de las colonias del «tercer mundo» para lograr desarrollo económico. De hecho, el colonialismo fue un resultado del desarrollo de Occidente, y no su causa.

El daño económico y social causado por los confinamientos en Alemania ha recaído en gran medida en los jóvenes, especialmente porque los trabajadores mayores tienen la mayoría de los trabajos seguros y lucrativos del gobierno.

: El momento unipolar de los Estados Unidos ha terminado, y es hora de ejercer la moderación en lugar de permitirse fantasías interminables sobre cambios de régimen y la «democracia global» liderada por los Estados Unidos.

El camino de Europa hacia el estancamiento a largo plazo debería servir como recordatorio para los Estados Unidos, una vez más, de por qué no es aconsejable seguir las políticas de la eurozona. Los resultados son invariablemente desastrosos.

En un libre mercado, las mercancías pasan a aquellos que están dispuestos a pagar más para conseguirlas. Un sistema legal que permite a las personas competir entre sí por los bienes que quieren muestra la preocupación igualitaria por sus ciudadanos.

El sindicalismo es un método de ataque de los trabajadores organizados para el logro de ciertos fines políticos. Requiere de actos de destrucción generalizada de las instituciones «capitalistas» como un medio para abrirle la puerta a un régimen socialista.

A pesar de las tasas de desempleo de dos dígitos, los bancos mantienen bajas las provisiones para préstamos, sin duda asumiendo que el Tío Sam mantendrá el barco de todos a flote. Pero todas las cosas buenas llegan a su fin.