En las últimas décadas, apenas hay pruebas que sugieran que los países escindidos tras la secesión levanten barreras comerciales o suban los impuestos más que los Estados más grandes del statu quo. De hecho, es más probable que los Estados más pequeños perciban los beneficios de la cooperación internacional.
Gran parte de la regulación gubernamental —y especialmente la que vimos durante la era covid— es francamente ilógica y produce resultados dañinos. Quizá convenga un poco de lógica.
Aunque Ludwig von Mises y Karl Popper discreparon en metodología, Brian Gladish cree que quizá sus puntos de vista no eran tan divergentes como sugieren sus seguidores.
Si decimos que la secesión en nombre de la liberación nacional es mala, acabamos apoyando a la Unión Soviética y a todos los imperios o dictadores de pacotilla que consiguen reunir a una variedad de grupos dispares bajo una única bandera nacional.
Todos hemos vivido alguna vez el cierre de una carretera gubernamental y las pesadillas de tráfico y seguridad que genera. Las carreteras privadas pueden ser la solución al problema.
El Seminario de Posgrado Rothbard (RGS) ofrece la oportunidad de aprender sobre economía austriaca a un alto nivel.
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Al ignorar los agregados monetarios, los bancos centrales pueden bajar los tipos sin efecto real sobre la economía productiva y no resolver nada. Puede producirse una contracción significativa de la actividad económica aunque bajen los tipos, ya que la disponibilidad de crédito empeora incluso con tipos a la baja, pero los mercados siguen inflando la burbuja financiera.
La respuesta al brote de covid-19 se entiende mejor como una herramienta del Estado de seguridad nacional que como una medida de salud pública.
