Los que defienden la narrativa de la «esclavitud asalariada» afirman que los trabajadores se ven «obligados por el hambre» a trabajar incesantemente sin oportunidad de subir los salarios. La historia ha demostrado que no es así.
Si no se detiene a tiempo la perniciosa política de aumentar la cantidad de dinero y los medios fiduciarios, el sistema monetario de la nación se derrumba por completo.
El plan de cancelación de préstamos estudiantiles del Presidente Biden es en realidad Robin Hood a la inversa, transfiriendo riqueza de personas de grupos con ingresos más bajos a aquellos que son relativamente acomodados.
¿Qué hace el Estado cuando se encuentra en un aprieto financiero? A diferencia del resto de nosotros, falsifica legalmente. Al hacerlo, transfiere riqueza a los que tienen conexiones políticas, y luego miente sobre ello.
Durante décadas, las instituciones más poderosas, desde el mundo académico hasta la prensa corporativa, han realizado un esfuerzo concertado para marginar la sabiduría de la economía austriaca. Su control se está rompiendo.
La abolición de la esclavitud fue un gran avance para la libertad humana. Pero muchos de los que celebran Juneteenth hoy todavía aceptan los supuestos básicos que subyacen a la esclavitud.
Estas razones o muy similares son utilizadas por los oponentes de una forma diferente de abolicionismo: la propuesta de que el gobierno tal y como lo conocemos —gobierno monopolístico, individualmente no consensuado por un grupo armado que exige obediencia y el pago de impuestos— sea abolido.
El concepto de derechos humanos ha sido corrompido por socialistas y asistencialistas. Por eso tenemos que fijarnos en pensadores como Murray Rothbard y otros que expusieron teorías basadas en los derechos naturales y los derechos de propiedad.
Ahora que el mundo avanza cada vez más hacia el proteccionismo comercial y la guerra, conviene recordar el origen de las falacias en las que se basa este movimiento.
En su intento de afirmar que el concepto de libre comercio está lleno de falacias, The American Compass construye su alegato contra el libre comercio sobre... falacias.
