Mises Wire

Michael Rectenwald

La reciente adquisición de Twitter por parte de Elon Musk tiene a los sospechosos habituales en un frenesí. En contra de lo que los progresistas puedan afirmar, Twitter no ha sido el «ayuntamiento de la democracia», sino un ejecutor de «el wokeness, la lealtad política y la obediencia a los dictados y narrativas oficiales del Estado».