No hay vía de escape fácil de esta espiral de deuda
El nuevo problema al que nos enfrentamos ahora surge del hecho de que los enormes déficits sólo son manejables mientras los tipos de interés se mantengan muy, muy bajos.
El nuevo problema al que nos enfrentamos ahora surge del hecho de que los enormes déficits sólo son manejables mientras los tipos de interés se mantengan muy, muy bajos.
Los datos sobre personas empleadas, salarios y otras medidas apuntan a que se avecinan problemas en una economía ya sometida a tensiones por el aumento de las bancarrotas, las deudas crecientes y la desaparición de los ahorros.
Para 2023, es probable que los Estados Unidos registre el peor crecimiento del PIB —excluyendo el aumento de la deuda— desde 1929. En otras palabras, el país se encuentra en una recesión encubierta por un gasto deficitario exagerado.
La prosperidad moderna es asombrosa, pero puede desaparecer rápidamente si falla nuestra unidad monetaria. Tenemos que seguir luchando por una moneda sana.
El papel moneda transforma a los gobiernos de parásitos en depredadores. Una vez que un gobierno puede imprimir lo que quiera, ya no necesita impuestos.
Los que defienden la falacia de ciencia ficción de la TMM dicen que si el gobierno recorta el déficit, entonces el mundo se quedará sin dólares de EEUU y habrá un colapso monetario mundial. Esto es tan ridículo que ni siquiera debería discutirse.
Si el único antídoto que se ofrece para evitar una contracción como la de 2008 es la relajación monetaria, el riesgo de estanflación es aún mayor. Sin recortes drásticos del gasto deficitario, o una recesión, el resultado probable es la estanflación.
Si leemos entre líneas, es evidente que la Fed espera que la inflación de precios caiga a niveles políticamente aceptables sin ningún endurecimiento adicional, y sin recesión. Pero «esperanza» es todo lo que tiene la Fed.
Sea cual sea la situación, los CEO de los bancos creen que el Gran Golpe está a la vuelta de la esquina. Entonces llega la realidad.
La política de la Fed se basa en la conveniencia política. Cuando vemos la política de la Fed, debemos tener en cuenta que la «gestión de la economía» es secundaria a la gestión del servicio de la deuda pública y de las expectativas de los ciudadanos.