Parte de nuestra misión en el Instituto Mises es preservar y promover a los infravalorados y grandes liberales y libertarios radicales del pasado. Uno de ellos es el gran sociólogo de Yale William Graham Sumner. Los lectores veteranos de mises.org lo conocerán como el autor de «Lo que las clases sociales se deben mutuamente» «El hombre olvidado» y «La conquista de los Estados Unidos por España.» Este último ensayo es quizás el más importante, ya que los Estados Unidos continúa su camino hacia el inicio de la Tercera Guerra Mundial.
Hemos publicado una «nueva» colección de ensayos de Sumner titulada «Earth-Hunger and Other Essays». Se publicó por primera vez en 1914, y sólo es «nueva» en el sentido de que el libro es nuevo para mises.org. Nuestros lectores pueden estar más interesados en la sección final titulada «Democracia» en la que Sumner lucha con el problema de los grupos de interés comprometidos a aprovechar el poder del Estado para enriquecerse y empobrecer a otros. Varios de los artículos tratan el tema de la plutocracia, y Sumner observa que el plutócrata es
«Un hombre que, teniendo la posesión de capital, y teniendo el poder del mismo a su disposición, lo utiliza, no industrialmente, sino políticamente; en lugar de emplear trabajadores, recluta grupos de presión. En lugar de aplicar el capital a la tierra, opera sobre el mercado mediante la legislación, mediante el monopolio artificial, mediante privilegios legislativos; crea puestos de trabajo y erige combinaciones, que son mitad políticas y mitad industriales.»
A lo largo de todo esto, Sumner entiende el poder y el peligro del estado, señalando:
«El Estado es el mayor monopolio de todos; no admite rival ni colega en su dominio; es necesariamente único y supremo. Si el Estado es puramente una organización civil, este carácter monopolista del mismo es beneficioso; si, por el contrario, el Estado entra como agente en las relaciones industriales o sociales de sus propios súbditos, se convierte en el mayor y peor de todos los monopolios, el que más vale la pena tener bajo control, el mejor premio de las luchas bajas y el motor más poderoso por el que unos hombres pueden explotar a otros.»