Una reciente incorporación al Journal of Libertarian Studies:
RESUMEN: Durante la Era Progresista, académicos y teóricos en posiciones de poder institucional sustancial se involucraron en un cambio intelectual contra la cultura política americana predominante al desafiar la naturaleza ontológica de la libertad y el Estado. Debido a la creencia de que los individuos eran criaturas sociales que no podían existir fuera de una sociedad organizada, estos teóricos rechazaron los fundamentos teóricos de los derechos naturales y la libertad personal y reconceptualizaron la libertad como algo que estaba constituido socialmente en lugar de centrado individualmente. La libertad se reposicionó como una forma de que los individuos fueran los mejores miembros de la sociedad, no de perseguir sus propios fines sin una fuerza restrictiva. Estos intelectuales imaginaron una democracia dinámica y progresista que respondiera a las circunstancias sociales y económicas cambiantes, en lugar de una constitución fija que protegiera los derechos individuales y de las minorías. En la práctica, los reformadores utilizaron este cambio intelectual y lingüístico para legitimar las numerosas cruzadas morales de la época. Calificaron vicios como el alcohol, el tabaco y la prostitución como perjudiciales para las libertades socialmente constituidas de la comunidad y que justificaban la intervención del poder policial. Aunque los reformadores progresistas obtuvieron un éxito desigual, el cambio teórico que se alejó de los derechos naturales dejó un legado duradero en el panorama político americano.
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