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Monedas en competencia en Somalia

El gran debate

Durante años se ha producido un debate en la economía monetaria sobre la credibilidad de la teoría de que aparecería un sistema monetario más estable si el sistema permitiera múltiples divisas operando sin restricciones legales.

Un lado del debate, representado principalmente por Milton Friedman, cree que la aparición y aceptación de una nueva divisa debería dificultarse —y su capacidad de suplantar a una divisa obligatoria no se eliminarla— por los efectos de red o los costes de cambio.

En general, un efecto de red se produce cuando el deseo de una cosa depende del número de otros que la usen. Como el dinero se demanda debido a su aceptación entre otros para pagos futuros, el dinero parecería tener efectos de red.

El otro lado del debate, representado principalmente por Friedrich Hayek, acusa a las restricciones legales de impedir que la gente cambie de divisa durante tiempos de mala gestión monetaria en el dinero obligatorio.

En el sistema ideal de Hayek no hay obligación contractual por parte de los emisores de dinero para cambiar sus billetes por alguna materia prima subyacente. Los billetes sin respaldo e irredimibles se intercambian por tanto entre sí y con otros materiales a tipos fluctuantes de cambio en el mercado abierto.

Hayek creía que la competencia por los clientes forzaría a los emisores de divisas concretas a mantener un tipo de cambio estable y resistirse a realizar prácticas monetarias temerarias.

El chelín somalí

La mayoría de los economistas han aceptado la postura de Friedman. Sin embargo, hasta hace poco, no ha habido ejemplos empíricos de la validez de cada opinión opuesta. Cualquier ejemplo de mala gestión monetaria en el pasado se ha visto arruinado por importantes restricciones legales sobre el uso de otras divisas.

El debate de Hayek contra Friedman no puede resolverse empíricamente; sin embargo un ejemplo de la vida real de divisas concurrentes circulando sin restricciones legales tendría cierto valor heurístico.

El ejemplo de la vida real es Somalia. El colapso de la República Democrática de Somalia de Mohamed Siad Barre en 1991 no dio la oportunidad única de observar divisas concurrentes sin ninguna restricción en la práctica.

Junto con el colapso del gobierno somalí se produjo el colapso del Banco Central Somalí. Con la falta de autoridad bancaria central, entraron en circulación cuatro nuevas divisas: el chelín de Somalilandia, el Na’ Shilling, el Balweyn I y el Balweyn II.

Desde 1991, Somalilandia, una región autónoma autodeclarada, estableció su propio banco central y declaró al chelín de Somalilandia como moneda de curso legal. Por esta razón, Somalilandia y su respectiva divisa quedan fuera de nuestra consideración.

Por otro lado, el Na’ Shilling parecería contener los mismos efectos de red de ñlos que había advertido Friedman. Introducido por primera vez en 1992 y relanzado de nuevo en 2001, circula principalmente dentro de un solo clan y no ha conseguido ninguna implantación importante en otro sitio.

En 1997, un líder del sur de Mogadiscio emitió el billete de Balweyn I, que es una falsificación del billete del banco central anterior a 1991. Igualmente, una administración (banco central) de Puntland emitió el Balweyn II, otra  chelín somalí (SoSh) anterior a 1991. Ambos billetes son falsificaciones ampliamente aceptadas y continúan emitiéndose.

Aunque los billetes Balweyn no pueden distinguirse entre sí ni de la divisa anterior a 1991, los somalíes los han tratado a todos como la misma divisa, a la que llamaremos chelín somalí. Esto sugeriría que las tres divisas, similares en apariencia, han superado el problema de los efectos de red o costes de cambio debido a sus similitudes.

En el plazo de cuatro años, el chelín somalí se depreció una asombroso 67%. A pesar de este hecho, siguió siendo la divisa más usada en Somalia. La pregunta es por qué los somalíes continuaron utilizando una divisa que estaba experimentando una inflación tan horrorosa. La razón se reduca a los efectos de red y los costes de cambio.

Tengamos en cuenta que dentro del chelín somalí había esencialmente tres divisas operando sin efectos de red ni costes de cambio. ¿Había alguna competencia por el mercado entre estas tres divisas? En pocas palabras, no. ¿Por qué?

El chelín somalí era esencialmente tres monedas, el SoSh anterior a 1991, el Balweyn I y el Balweyn II. De estas tres divisas, el SoSh anterior a 1991 era la más estable. Por desgracia también estaba fuera de producción era imposible fabricar falsificaciones de alta calidad. La falta de suficientes billetes duraderos en circulación le impedía ganar cuota de mercado. El número de billetes en circulación continuaba disminuyendo porque eran demasiado frágiles para usarse en el comercio.

El Balweyn I y el Balweyn II, por otro lado, eran espectacularmente inestables, se depreciaban rápidamente y competían por una porción del mercado- Sin embargo, este hecho no permitía que se regulara el precio de ninguna de ambas monedas. ¿Por qué? Esto creó una situación peculiar en la que en lugar de competencia entre monedas limitando la cantidad de inflación y señoraje en cada una llevó a una tragedia de los comunes (una situación en la que ha habido competencia por el señoraje en la “misma” divisa. O los fabricantes de estas monedas podrían haber pensado que sería más rentable reducir la divisa, como ha pasado, a un dinero metálico (un dinero que cuesta su papel, tinta y costes de transporte).

Sea cual sea a razón para que el Balweyn I y el Balweyn II no se convirtieran en más estables debido a la competencia, sin embargo fueron aceptadas ante otras divisas en competencia. Eso nos deja la pregunta de por qué los somalíes continúan comerciando usando dos divisas inferiores (el Balweyn I y el Balweyn II) frente otras divisas mejor gestionadas que operan fuera y dentro de Somalia. Bueno, sería difícil argumentar que fue debido a las restricciones legales.

En su lugar debemos deducir que los somalíes sencillamente se han acostumbrado a comerciar utilizando el familiar chelín somalí. Cambiar las divisas era una opción, pero los somalíes rechazaron esa idea por costosa y poco atractiva.

Conclusión

Al final nos vemos obligados a concluir que el “éxito” de los billetes Balweyn I y Balweyn II es probablemente el resultado de efectos de red o costes de cambio y definitivamente no se debe a su superior estabilidad.

Ahora, aunque deba destacarse que los análisis empíricos no dicen nada sobre el debate de Friedman y Hayek en general, podemos decir que en el muy único caso de Somalia, Friedman al menos parece haber tenido razón y los efectos de red o costes de cambio han impedido, de hecho, que divisas superiores ganen cuota de mercado.

[La fuente principal de este artículo fue: Mubarak, Jamil A. 2003. ‘’A Case of Private Supply of Money in Stateless Somalia”. Journal of African Economies, 11(3): 309-325.]

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