Mises Wire

La saga GameStop —¿podemos llamarla insurrección?— quiere héroes y villanos fáciles. Ambos están disponibles.

Murray Rothbard murió más de un cuarto de siglo antes del estallido de la manía y la tiranía cívica, pero si estuviera vivo hoy, no le sorprendería ver que la resistencia más común a nivel institucional proviene de las iglesias.

Adoptar el monasticismo ante el fascismo internacional al que nos enfrentamos hoy en día equivaldría no sólo a separarse, sino también a ceder a los monstruos todo lo que vale la pena salvar.

Utilizando el teorema de regresión de Mises, podemos deducir que no es posible que el dinero haya surgido por un decreto gubernamental como sugiere la teoría monetaria moderna (TMM).

Si las tiendas de comestibles fueran gestionadas como las escuelas públicas, todavía estarían en medio de un prolongado confinamiento de covid. Afortunadamente, sin embargo, tenemos un sistema (en su mayoría) privatizado, con vales para los compradores de bajos ingresos. Un sistema similar para las escuelas sería una opción mucho más sana que la que tenemos ahora.

Hazlitt se propone un humilde objetivo: ofrecer una síntesis de la economía «sin rubor», «tradicional» y «ortodoxa». Esta es la forma más adecuada de acercarse al profano, que sólo retendrá unas pocas lecciones de un libro introductorio.

Murray Rothbard fue un pionero en el análisis de los impuestos desde un punto de vista austriaco o causal-realista. Sin embargo, nunca se comprometió explícitamente con la teoría estándar de la pérdida de peso muerto de los impuestos. Este artículo desarrolla el análisis austriaco de la fiscalidad con este fin.

En los escritos de Rothbard no sólo encontré algo totalmente nuevo para mí, sino que también encontré, explicadas con palabras coherentes y sencillas, las razones de la ineficacia y el fracaso de la mayor parte de la política de mi país, Italia.

La experiencia de la vacuna covid en Israel muestra que se evita una muerte por cada 26.000 inyecciones de la vacuna, con un coste de 1 millón de dólares. Se evita una hospitalización por cada 5.000 inyecciones, con un coste de 160.000 dólares cada una.

Murray Rothbard no necesitó explicarme en el autobús por qué Berlín Oriental, el llamado París de Europa del Este, era un vertedero desvencijado. Ya me lo había explicado en sus numerosos escritos.