El Banco Central Europeo está atrapado como la Fed
Al igual que el banco central americano, el Banco Central Europeo no puede dejar que los tipos de interés suban sin enfrentarse a grandes repercusiones negativas.
Al igual que el banco central americano, el Banco Central Europeo no puede dejar que los tipos de interés suban sin enfrentarse a grandes repercusiones negativas.
En 2020, el primer ministro Trudeau expresa su alarma por la posibilidad de que la administración Trump reprima las protestas violentas en las ciudades americanas. En 2022, decide que está justificada una respuesta de mano dura a las protestas pacíficas.
La prohibición del aguacate de esta semana —y el régimen regulatorio entre bastidores que rige las importaciones de aguacate— nos recuerda que no existe el libre comercio entre Estados Unidos y México.
Bloomberg sugiere que no se debería permitir a los individuos hacer su propia selección de acciones porque no están «cualificados» para tomar tales decisiones. En su lugar, los gobiernos deberían ayudar a dirigir sus elecciones de inversión.
Justin Trudeau quiere aplastar la protesta pacífica de los camioneros. Así que invoca la Ley de Emergencias para que el régimen pueda hacer prácticamente lo que quiera.
Ahorrar no significa no consumir nunca. Más bien, el ahorro nos permite dedicar más recursos a aumentar la riqueza ahora con el fin de consumir más en el futuro.
La economía empieza y termina con la escasez, una realidad ineludible de la existencia humana. La antieconomía, personificada hoy por la TMM, comienza con la abundancia y trabaja hacia atrás.
Una cosa es cumplir la ley por razones de prudencia y otra muy distinta es suponer que la ley conlleva algún tipo de imperativo moral. Las leyes rara vez lo hacen.
La socialización de la economía condujo a un desastre inmediato. En 1920-21, la política agraria bolchevique culminó en una hambruna con un impacto sin precedentes en la historia europea moderna.
Los programas masivos de «estímulo fiscal» de los gobiernos europeos no lograron reducir el desempleo. La última palabra de moda en el continente es el «Estado empresario», basado en la ilusión de que el gasto gubernamental y la regulación son responsables de la creación de riqueza por parte de los empresarios privados.