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Lenguaje y simbolismo político como estrategia libertaria

El uso de símbolos y lenguaje para difundir ideologías se ha practicado durante miles de años. Los primeros símbolos para representar ideas eran religiosos y se utilizaban para difundir las enseñanzas de las deidades. Durante el siglo XIX empezaron a surgir los símbolos políticos y hoy casi todos los partidos políticos e ideologías tienen los suyos. Los símbolos tienen la misma ventaja que las imágenes: valen más que mil palabras. Es a través de la visualización repetida que los símbolos sirven a su propósito.

No importa si los espectadores saben lo que representan los símbolos o no. Si conocen el significado de un símbolo y están de acuerdo con lo que representa, lo más probable es que refuercen sus creencias. Para los que no están de acuerdo con lo que representa el símbolo, podría hacerles cambiar de opinión o, al menos, hacer que se acostumbren a él. Si los espectadores no están familiarizados con un símbolo concreto, en algunos casos puede despertar cierta curiosidad que, en última instancia, podría hacerles cambiar de opinión. Así pues, los símbolos son muy parecidos a los logotipos de las empresas; se utilizan para el marketing.

El desarrollo del lenguaje se deriva de la acción humana y ha sido influenciado por diversas culturas. Cada cultura ha desarrollado su propio tipo de lengua como reflejo de esa cultura. La relación entre la cultura y la lengua va en ambos sentidos: la cultura afecta al uso de la lengua y viceversa. La lengua y el uso de las palabras tienen un poderoso impacto en nuestras vidas y en la percepción del mundo natural y social que nos rodea.

Uso histórico y actual

Uno de los símbolos políticos más conocidos es la esvástica. Es originaria de Asia y se utiliza como símbolo de la suerte o del sol. En Occidente conocemos su versión girada a 45º como símbolo del nacionalsocialismo (nazismo). Lo que mucha gente no sabe es que los nazis también se hicieron con el control del idioma alemán utilizando eufemismos y eslóganes. Una operación de asesinato en masa, por ejemplo, se llamaba aktion, que significa «acción».

Aunque la agenda política ha cambiado y el asesinato en masa de ciertas personas ya no está en la agenda, vemos que las mismas cosas suceden hoy en día en un nivel completamente nuevo. En Suecia, donde vivo, los igualitarios de izquierdas empezaron a tomar el control sobre el uso del sueco a principios de la década de 2010. La bandera del arco iris y el símbolo del género femenino fueron adoptados en gran medida durante este período y están aumentando su popularidad.

En cuanto al uso del lenguaje, hay muchas palabras en la lengua sueca que han sido casi prohibidas para adaptarse a la visión igualitaria. El diccionario ortográfico sueco Svenska Akademiens Ordlista (SAOL) incorpora cada año nuevas palabras igualitarias a su glosario y pierde otras más antiguas «menos inclusivas» y «negativas». La palabra nueva más discutida en sueco es el pronombre personal de género neutro hen. Hasta hace poco, usábamos han, que significa «él», y hon, que significa «ella». Aunque los suecos siguen utilizando las palabras «él» y «ella», el pronombre personal de género neutro hen se utiliza con más frecuencia. Sobre todo en los medios de comunicación y en los círculos de intelectuales.

Lo que los libertarios pueden aprender

Se ha demostrado que los símbolos y las palabras son herramientas poderosas y abogo firmemente por que los libertarios las utilicen también. Por desgracia, el libertarismo no tiene un símbolo específico. Aunque originalmente no era un símbolo libertario, la bandera de Gadsden ha sido adoptada por muchos libertarios y es quizás el símbolo más utilizado y reconocido del libertarismo.

Como cualquier otra ideología política, el libertarismo tiene sus diferentes tipos. Así, la bandera anarcocapitalista y el símbolo agorista a3 también pueden utilizarse. La cuestión es: ¿necesita el libertarismo su propio símbolo o deberíamos seguir con la buena y vieja bandera de Gadsden? Dado que la bandera de Gadsden ya se asocia con el libertarismo, tiene una ventaja sobre un posible nuevo símbolo. Sin embargo, la bandera de Gadsden es un símbolo bastante complejo de dibujar a mano o de hacer joyas, como colgantes. Por lo tanto, un nuevo símbolo podría ser útil.

En cuanto al lenguaje y la semántica, creo que los libertarios deberían repasar su vocabulario y llamar a las cosas por su nombre. Presentaré algunas sugerencias sobre lo que los libertarios pueden hacer para mejorar su retórica y su discurso cotidiano.

En primer lugar, no existe un sector privado que no sea el de los mercados negros. El sector privado, tal y como lo conoce la mayoría de la gente, es meramente pseudo-privado, ya que está fuertemente regulado y gravado.

En segundo lugar, es necesario un uso adecuado del término propiedad para que los no libertarios comprendan el significado de la verdadera propiedad. Los libertarios comparten una sólida comprensión de lo que es la propiedad. Así, reconocemos que no existe la propiedad común. De nuevo, llamémosla por su nombre: utilización común. Nuestro enemigo público número uno, el Estado, merece un nombre más adecuado, como la mafia o el monopolio de la violencia/fuerza.

Por último, quiero desafiar a los libertarios y a los austriacos a que eviten utilizar el término capitalismo. A lo largo de los años, el término se ha malinterpretado tanto y se ha utilizado de forma tan negativa que no tiene sentido utilizarlo. También debemos reconocer que vivimos en una economía mixta, y que en la actualidad no existe un verdadero capitalismo en ningún país. Propongo que se utilicen los términos libre mercado, laissez-faire o intercambio voluntario (mercado) cuando se hable de verdadero capitalismo.

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