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El «saludo a Estados Unidos» de Trump es un saludo a los empleados del Estado

Si hay algo que odio, es un partido pro-gobierno financiado por los contribuyentes. Odio las cenas de estado, las galas de inauguración y el «saludo a Estados Unidos» propuesto por al presidente.

El evento del 4 de julio contará con tanques militares alineados en el Paseo Nacional, sobrevuelos de aviones de guerra y un discurso nacional televisado por el presidente. También habrá dos espectáculos de fuegos artificiales.

Y el evento ciertamente no será gratuito:

Según el informe de The Washington Post, se desviaron 2,5 millones de dólares del Servicio de Parques Nacionales para cubrir los costos asociados con el desfile de Trump. Esos fondos, que se obtuvieron de las entradas y las tarifas de recreación, se destinaron originalmente a ayudar a renovar los parques en todo el país. El ex director adjunto del Servicio de Parques, Denis Galvin, le dijo al Post que toda la celebración suele costarle al departamento alrededor de 2 millones de dólares.

Trump tuiteó el miércoles por la mañana que el desfile costará «muy poco comparado con lo que vale la pena». También señaló que los militares ya poseen todo el equipo y el personal necesario para operarlo, añadiendo que «todo lo que necesitamos es el combustible».

Pero un experto en finanzas le dijo a NPR que algunos de los aviones y armas militares que se usaron durante el evento costaron miles de dólares por hora para operar. El avión Boeing 747 usado por el Air Force One podría costar $205.000 la hora. Volar un avión F-35 puede costar $20.000 o más, de acuerdo con las cifras del Pentágono.

Y el simple hecho de llevar los tanques militares desde el Fuerte Stewart en Georgia hasta Washington D.C. era costoso. Un asesor de la Casa Blanca dijo USA Today que el cálculo preliminar para el transporte era de $870.000.

Los lectores más atentos notarán, por supuesto, que el evento no es un saludo a «América» en absoluto. Es un saludo al Pentágono. Según el presente, el propósito del evento es «mostrar al pueblo estadounidense, entre otras cosas, las Fuerzas Armadas más fuertes y avanzadas del mundo». «¡Increíbles pasos elevados y los fuegos artificiales más grandes de la historia!»

Si el evento fuera en realidad un saludo a Estados Unidos, celebraría al sector privado y a todos los contribuyentes que se ven obligados a pagar más de $5.000 por año, por contribuyente, sólo para financiar al Pentágono y sus agencias relacionadas.1

En lugar de una grotesca exhibición de material militar –como el trillón de dólares conocido como el F-35–, el «saludo» alinearía tractocamiones y aviones comerciales para ser admirados por la gente que se beneficia diariamente de los bienes y servicios que ellos hacen posible. Mientras tanto, el Saludo honraría a los camioneros, pilotos de aerolíneas, corredores de seguros y conserjes que producen toda la riqueza que los recaudadores de impuestos se llevan para pagar, entre otras cosas, a los gigantescos partidos del gobierno de DC.

En el Saludo, los empleados del gobierno podrían expresar su admiración a estos contribuyentes productivos, con frases como:

Por supuesto, si el presidente y los miembros del Congreso quieren pagar por un espectáculo de fuegos artificiales de sus propios bolsillos para mostrar su agradecimiento a la gente que paga las cuentas, eso estaría bien.

Deje de hacer del Día de la Independencia un día feriado militar

En realidad, ningún político en Washington DC va a organizar ningún evento para celebrar al contribuyente, y todos lo sabemos.

Pero como mínimo, los políticos y sus fanáticos podrían tener la decencia de dejar de fingir que el Día de la Independencia es el día adecuado para las demostraciones militaristas de nacionalismo progubernamental.

Después de todo, el espíritu de la Declaración de Independencia es de desprecio por el aparato coercitivo del gobierno. Es, esencialmente, una declaración de desobediencia ante una exhibición militar del Estado británico.

Es cierto que, por razones obvias, las instituciones gubernamentales tienen poca motivación para enfatizar la Declaración de Independencia o la filosofía que representa. Esto equivaldría a que el gobierno se socavara a sí mismo. En consecuencia, muchos han intentado convertir el 4 de julio en un día festivo que abraza vagas nociones de la celebración de «Estados Unidos».

El Día de la Independencia debería ser una celebración contra el gobierno y un recordatorio de que los estadounidenses pueden una vez más alejarse de la tiranía, incluso si se requiere la fuerza de las armas.

Esto no difama ni insulta a las tropas estadounidenses, sino que más bien nos recuerda que somos una nación civil y que el Estado y sus tropas se supone que son nuestros sirvientes y no nuestros amos. Las demostraciones eslavas de patriotismo y lealtad al Estado son contrarias al verdadero significado de la fiesta.

Si los estadounidenses realmente quisieran celebrar el espíritu de la Declaración, exigirían un desfile de contrabandistas, tramposos fiscales y secesionistas. Pero por otra parte, esas personas suelen estar ocupadas trabajando para ganarse la vida, y puede ser difícil conseguir que se presenten. Los empleados del Estado, por otro lado, tienen mucho tiempo libre para otro saludo a sí mismos.

  • 1Este cálculo se basa en el hecho de que el presupuesto militar es de más de 700.000 millones dividido entre 140 millones de contribuyentes. Véase también: https://mises.org/wire/what-if-every-person-paid-equal-share-military-budget
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