La jubilación es vista casi como un derecho por la mayoría de la gente en Occidente, especialmente en América y Europa. Alcanzados los sesenta, la mayoría de la gente espera retirarse de la rutina diaria de ganarse la vida. Sin embargo, sobre todo en América, la media de los ahorros para la jubilación es patéticamente baja: sesenta y cinco mil dólares. Uno de cada cuatro americano no tiene ahorros para la jubilación. El cuarenta por ciento de los jubilados depende únicamente de la Seguridad Social para sus ingresos de jubilación. Este es otro ejemplo de cómo el dinero fiat, combinado con la asistencia social, han desdibujado la realidad de lo que realmente se requiere para que alguien pueda retirarse de la fuerza de trabajo.
El experimento mental de Robinson Crusoe
Una vez más, el experimento mental de Robinson Crusoe nos ayudará a hacernos una idea más clara de la realidad, porque se basa en el concepto austriaco de individualismo metodológico. En otras palabras, nos quitamos las escamas de la macroeconomía de los ojos para ver el mundo con claridad. Supongamos que Robinson Crusoe se encuentra varado en una isla despoblada pero abundante. Hay pescado, frutas y verduras para cosechar con relativa facilidad. Cada día, Crusoe pasa varias horas recolectando esta abundancia para mantenerse. Crusoe es consciente de que, con el tiempo, envejecerá y le resultará cada vez más difícil recolectar la abundancia de la isla. Sin embargo, quiere «retirarse» de su trabajo diario. ¿Qué puede hacer?
Las dos opciones de Crusoe
Debe hacer una de estas dos cosas, o ambas. Debe dedicar parte de su día —mientras aún está sano y en forma— a construir un fondo de subsistencia que le permita vivir toda la vida que espera o debe construir bienes de capital que le faciliten la recolección de la abundancia de la isla. Por supuesto, puede hacer ambas cosas.
Por un lado, puede dedicar más tiempo cada día a capturar peces y secarlos para que duren mucho tiempo. Puede hacer lo mismo con algunas frutas y verduras deshidratándolas al sol. Estas tareas pueden requerir que pase más tiempo en el trabajo o que se ponga a dieta, como haríamos hoy en día si renunciáramos a alguna extravagancia deseada. O, por el contrario, puede pasar más tiempo al día construyendo trampas para peces y formas de regar un huerto para acceder más fácilmente a las frutas y verduras de la isla. Todo esto también le quita tiempo al día, lo que exige algún tipo de sacrificio a su ocio y consumo.
Así, vemos que no hay forma de que Crusoe se «jubile» sin más al llegar a cierta edad, a menos que haya ahorrado para crear un fondo de subsistencia o invertido en bienes de capital, o ambas cosas.
Una tercera opción para Crusoe —la coacción
Crusoe tiene otra alternativa. Mientras explora la isla, se encuentra con Viernes, que se une a él para hacerle compañía. Supongamos que Crusoe decide retirarse y le pide a Viernes que cuide de él, lo alimente, etc., como solía hacer por sí mismo. ¿Qué haría Viernes? Si aceptara, tendría que trabajar el doble cada día, porque no sólo tiene que alimentarse a sí mismo, sino que ahora tiene que alimentar a Crusoe.
No es un buen trato para Viernes, así que rechaza la petición de Crusoe. Esto debería zanjar el asunto. Crusoe y Viernes tienen que cuidarse, no sólo mientras estén sanos y en forma, sino también preparándose para sus respectivas jubilaciones. Pero Crusoe tiene algo que hará cambiar de opinión a Viernes. Crusoe tiene una pistola que rescató de su barco hundido. Amenaza a Viernes con la violencia a menos que cumpla sus órdenes.
Ahora vemos que Crusoe ha creado un gobierno y ha investido sus poderes en sí mismo. Viernes debe pagar sus «impuestos», en forma de pescado seco y verduras, ¡o de lo contrario! ¿Te suena familiar? Viernes debe pagar sus impuestos al estado de Crusoe. Este podría ser el final de nuestro experimento mental, pero vayamos un paso más allá. Supongamos que Viernes descubre a un joven que vive en la isla. Viernes enseña al joven a pescar, a cosechar frutas y verduras de la tierra, a construir trampas para peces y huertos de regadío. Cuando Crusoe muere, Viernes toma el arma y se convierte en el nuevo gobierno de la isla. Esto se convierte en un esquema Ponzi rudimentario. Cada generación sucesiva debe trabajar para mantener a la generación anterior con el fin de llegar a la cima de la pirámide. Por supuesto, el esquema Ponzi fracasará cuando no aparezca ninguna nueva generación.
En América de hoy y en otras naciones occidentales, los esquemas Ponzi están fracasando. Cada generación mantiene a más Crusoes con menos Viernes. El fondo de subsistencia está menguando y el capital social se ha depreciado hasta el punto de proporcionar cada vez menos «pescado, frutas y verduras». La verdadera respuesta siempre fue que cada individuo trabajara y ahorrara para su propia jubilación, acumulando su fondo de subsistencia y su capital social como mejor le pareciera, en función de su previsión y su ética de trabajo.
Conclusión
El dinero fiat y la coerción del Estado nos han impedido ver la amenaza a nuestro bienestar que sería evidente con dinero sano y verdadera libertad.