Mises Wire

Los demócratas son su peor enemigo

Listen to this article • 5:35 min

Una de las historias políticas más entretenidas de los últimos meses han sido los continuos esfuerzos del Partido Demócrata por determinar por qué perdió las elecciones de 2024 y qué debe hacer de forma diferente para evitar fracasos similares en el futuro. Tras perder la presidencia y ambas cámaras del Congreso, es razonable que el partido estudie qué podría haber hecho mejor. Lo entretenido, sin embargo, es lo mal que lo han hecho.

El Comité Nacional Demócrata está llevando a cabo un examen de lo que salió mal, que ignorará por completo todas y cada una de las decisiones tomadas por las campañas de Biden y Harris, centrándose en cambio en los mensajes de ciertos grupos externos y super PAC. El caos que supuso tratar de controlar a Biden —que claramente sufría un grave deterioro mental—, que luego les obligó a pivotar hacia Harris (que era particularmente poco hábil en campaña) increíblemente tarde en las elecciones, fue irrelevante según los líderes del partido.

Esta nueva investigación se produce poco más de un mes después de que el Partido Demócrata pusiera en marcha un proyecto de 20 millones de dólares ampliamente ridiculizado para estudiar a los hombres jóvenes y determinar por qué no votan a los demócratas y cómo se podría llegar mejor a ellos. El motivo de todas las burlas fue que estaba claro que el partido no tenía intención de cambiar lo que representa para detener o invertir la fuga de hombres jóvenes. En lugar de eso, creen que, con los mensajes adecuados y un ecosistema de podcasts e influencers fabricados, pueden llevar a los jóvenes de vuelta a la plataforma del partido espolvoreando temas de conversación demócratas en conversaciones sobre ver deportes y levantar pesas.

Esa no es la conclusión de un grupo que se toma en serio aprender de sus fracasos. No van a enfrentarse al hecho de que la mayoría de los jóvenes americanos —especialmente los blancos y heterosexuales— se han criado en un mundo en el que los medios de comunicación y la cultura celebran a las personas en proporción directa a lo poco que se parecen a ellos, y que los demócratas son los que presionan para ello. Porque eso exigiría un incómodo replanteamiento de los valores del partido. En lugar de eso, quieren fingir que los jóvenes simplemente desconocían la postura demócrata sobre estos temas.

Esto habla de un problema más amplio que ha estado plagando al Partido Demócrata a lo largo de los años de Trump: sólo son capaces o están dispuestos a entender la popularidad de Trump en términos que sean halagadores para sus propias creencias.

Los liberales de izquierda y los progresistas que conforman el partido demócrata se enorgullecen de ser los que se oponen a cosas malas como el racismo, la misoginia y la intolerancia y los que apoyan cosas buenas como la equidad, la ciencia y el civismo. Es una parte central de su identidad. Así que, para ellos, la única manera de que alguien no esté de acuerdo con ellos es que sea racista, misógino, anticientífico, anti-justicia y contrario a una economía justa.

Ese tipo de pensamiento simplista y binario persiste en la izquierda, no porque sea exacto, sino porque es reconfortante. Si «el otro bando» es simplemente malo, no tienes ninguna obligación de considerar, ni siquiera de comprender, su perspectiva.

La prevalencia de este tipo de pensamiento explica la ineptitud estratégica del Partido Demócrata en los últimos años. En lugar de considerar por qué gran parte de la población estaba lo suficientemente harta del statu quo como para apoyar a un candidato como Trump, los demócratas decidieron que lo mejor sería marcarse como el partido comprometido a volver a ese statu quo cada vez más impopular. Esa estrategia fue más fuerte en 2020, cuando los americanos estaban lo suficientemente agotados con el caos del COVID y los disturbios a escala nacional como para apoyar a una cara conocida como Joe Biden.

Pero, incluso mientras la pandemia residía, la histórica inflación de precios, la caótica retirada de Afganistán y el estallido de la guerra en Ucrania disiparon la noción de que el statu quo anterior a Trump era un acuerdo estable o deseable para la mayoría de los americanos.

Y, sin embargo, los demócratas han seguido obsesionados con proteger y expandir las mismas políticas que llevaron a la gente a apoyar a un candidato outsider que al menos dijo que cambiaría radicalmente el sistema actual en DC. El hecho de que, hasta ahora, se haya quedado tan corto en esas promesas es, quizá, la mejor esperanza de los demócratas. Porque nada de lo que está haciendo actualmente sugiere que el partido tenga la voluntad —o incluso el deseo— de emprender un camino mejor.

image/svg+xml
Note: The views expressed on Mises.org are not necessarily those of the Mises Institute.
What is the Mises Institute?

The Mises Institute is a non-profit organization that exists to promote teaching and research in the Austrian School of economics, individual freedom, honest history, and international peace, in the tradition of Ludwig von Mises and Murray N. Rothbard. 

Non-political, non-partisan, and non-PC, we advocate a radical shift in the intellectual climate, away from statism and toward a private property order. We believe that our foundational ideas are of permanent value, and oppose all efforts at compromise, sellout, and amalgamation of these ideas with fashionable political, cultural, and social doctrines inimical to their spirit.

Become a Member
Mises Institute