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«Si se recorta el gasto gubernamental demasiado rápido, acabaremos en recesión», es una advertencia popular contra el recorte masivo del gasto federal. Pero, ¿es cierta? ¿El recorte del gasto federal hundirá realmente la economía en una recesión? Para responder a esta pregunta, necesitamos un cuidadoso análisis económico.

Para empezar, deberíamos definir algunos términos, en particular «recesión» y «Producto Interior Bruto (PIB)». Aunque no existe una definición singular de recesión, la definición popular es la de dos trimestres de crecimiento económico negativo medido por el PIB. Por supuesto, los economistas técnicos añaden varias salvedades, pero esta definición es suficiente para nuestros propósitos.

El PIB es la suma total del gasto en bienes y servicios finales dentro de una ubicación geográfica concreta durante un periodo de tiempo determinado. Los economistas miden el PIB de EEUU en trimestres y años, y a menudo comparan los PIB de distintos países. Aunque existen varios enfoques diferentes para medir el PIB, normalmente el PIB se calcula sumando el gasto de los consumidores (C), la inversión empresarial (I) y el gasto gubernamental (G) con el valor de las exportaciones netas (NX). En resumen, PIB = C + I + G + NX. En esta formulación, el gasto de los consumidores (C) representa aproximadamente dos tercios del PIB. Así, cuando la confianza de los consumidores disminuye, los mercados financieros se ponen nerviosos. El gasto federal (G) representa aproximadamente el 23% del PIB, la siguiente categoría en importancia. Es comprensible que si una reducción del gasto equilibrara el presupuesto federal, la supresión de 2 billones de dólares del gasto total reduciría el PIB en un 7%, ¡una profunda recesión! En comparación, cuando la economía de los EEUU se cerró por covacaciones durante el segundo trimestre de 2020, el PIB cayó un 7,5%. Así pues, hay sobradas razones para temer un rápido equilibrio del presupuesto mediante recortes del gasto.

Sin embargo, la historia no acaba aquí. Los economistas son famosos por pedir a la gente que mire al otro lado. En este caso, el otro lado consiste en lo que estos fondos podrían estar haciendo si el gobierno federal no los gastara. Una forma de ver la economía es dividirla en sector privado productivo y sector público improductivo. Para que quede claro, el sector gubernamental de la economía es consuntivo, no productivo. Sólo hay unas pocas categorías en las que el gobierno federal gasta dinero. La primera es puro consumo, como el gasto militar. La segunda son los pagos de transferencia, en los que la riqueza se transfiere de los contribuyentes a otros en forma de asistencia social, gasto sanitario, becas de educación o subvenciones. Estas formas de gasto no son productivas. Algunos podrían objetar y señalar una tercera categoría, como el servicio postal de EEUU. Aunque el servicio postal genera algún beneficio, no cubre sus costes y supone una pérdida neta de riqueza para la sociedad. En cada uno de estos casos, el gasto gubernamental no crea nuevas formas de riqueza.

Antes de que el gobierno pueda hacer algo, primero debe tomar recursos de otro lugar: el sector privado productivo. No hace falta ser especialmente perspicaz para darse cuenta de que el sector privado es intrínsecamente productivo. Los beneficios miden hasta qué punto el sector privado transforma los recursos naturales y el trabajo en bienes y servicios más valiosos. Las pérdidas deben corregirse o bien cesan dichas actividades. Por lo tanto, cuando examinamos en qué medida el gobierno añade a la economía, primero debemos restar la pérdida inicial de recursos privados productivos. En otras palabras, el gasto gubernamental no puede simplemente añadirse al PIB; debe ser gasto gubernamental neto. Sólo debe añadirse al PIB el valor que se crea por encima del del sector privado. De lo contrario, es un lastre para el crecimiento económico. La conclusión general es que el gobierno consume riqueza y no la crea.

Cuando el gobierno toma recursos del sector productivo y luego los aplica a actividades improductivas, está claro que esta transferencia es un negativo neto para la sociedad. En lugar de ver una reducción de 2 billones de dólares del gasto gubernamental a través de la estrecha lente de la estadística del PIB, deberíamos ver esta reducción del gasto como una liberación de recursos en el sector improductivo para el sector productivo de la economía. Y cuanto antes hagamos esta transferencia, mejor será para todos.

¿Recortar 2 billones de dólares del gasto gubernamental hará que la economía entre en recesión? La respuesta es no. Sin duda habrá un periodo de ajuste. Sin embargo, si dejamos que el mercado se ajuste libremente y mantenemos las narices de los gobiernos estatales y locales fuera del camino, en seis meses, la economía estará sobre una base sólida y lista para un crecimiento económico importante.

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