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Carta abierta al secretario del Tesoro Bessent

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Estimado Secretario Bessent

He leído con gran interés su comentario del 21 de julio en la Conferencia de Capital de la Reserva Federal de que: «Lo que tenemos que hacer es examinar toda la institución de la Reserva Federal y si han tenido éxito.... Todos esos doctores de ahí, no sé lo que hacen.... Esto es como la Renta Básica Universal para los economistas académicos».

Habiendo sido economista académico durante cuarenta y un años, creo que puedo ofrecer una pequeña visión sobre si la Fed ha tenido éxito (inequívocamente no lo ha tenido), así como sobre lo que hacen «todos esos doctores de ahí». Hay una montaña de investigaciones académicas que demuestran que la Fed ha fracasado en todos los aspectos. No sólo ha fracasado, sino que ha hecho que la economía sea mucho más inestable y con más inflación de precios que antes de que existiera la Fed, para empezar.

En cuanto a lo que hacen todos esos economistas de la Fed, bueno, su trabajo número uno es ofuscar estos fracasos con sus escritos y discursos y hacer todo lo posible para censurar a los críticos de la Fed. Además, como cada economista de la Reserva Federal es un burócrata del gobierno, todos hacen lo que hacen todos los burócratas del gobierno: son implacables grupos de presión para conseguir más presupuesto, más poder, más personal y más sueldo y prebendas para los empleados de la Fed. También centran gran parte de sus investigaciones en las modas políticas izquierdistas del momento, como el «cambio climático», el racismo, el género, la desigualdad y otros proyectos de la izquierda política.

En cuanto a las prebendas, tengo entendido que usted es un poco crítico con el gasto de 2.500 millones de dólares de la Fed en renovaciones del edificio de su sede en Washington, DC. No para un nuevo edificio, sino para renovar su ya palaciega sede. Para ponerlo en perspectiva, el coste de construcción de la Torre Trump (a principios de los 80), ajustado a la inflación, fue de unos 921 millones de dólares. Eso es construir, no renovar. Y la gente se pregunta por qué la Fed nunca ha accedido a ser auditada. Existe una amplia literatura en la subdisciplina económica de la elección pública sobre cómo las burocracias gubernamentales tienden a maximizar el presupuesto, ya que muestra que los burócratas pueden beneficiarse personalmente del crecimiento del gobierno —presupuestos más grandes significan más perspectivas de salarios más altos, promociones, personal más numeroso y una miríada de prebendas como edificios multimillonarios para trabajar. La Fed parece ser la madre de todas las burocracias gubernamentales que maximizan el presupuesto. (Nótese que «maximizar el presupuesto» es sinónimo de «maximizar los costos», lo contrario de lo que toda empresa privada de éxito se esfuerza por hacer).

Secretario Bessent, le recomiendo que lea un estudio de Lawrence H. White, William Lastrapes y George Selgin «conmemorativo» del centenario de la Fed titulado «¿Ha sido un fracaso la Fed?». Estos autores estudiaron 195 publicaciones académicas revisadas por pares sobre la actuación de la Fed desde una perspectiva histórica. Sobre la obligación de la Fed de controlar la inflación, concluyeron que la Fed «ha permitido que el poder adquisitivo del dólar de los EEUU... caiga drásticamente. Una cesta de la compra [de bienes] que se vendía a 100 dólares en 1790 costaba sólo ligeramente más, 108 dólares, que su equivalente en 1913 (año de la fundación de la Fed). Pero a partir de entonces el precio se disparó, alcanzando los 2.422 dólares en 2008».

Las mayores tasas anuales de inflación de precios desde la Guerra Civil se produjeron «bajo la vigilancia de la Fed», señalan estos autores, refiriéndose a las altas tasas de inflación de 1973-1975 y 1978-1980. También concluyen que los precios se volvieron menos predecibles tras la creación de la Fed, lo que dificultó el cálculo económico. Esa incertidumbre tiende a ahogar la inversión empresarial porque muchas empresas retrasan sus planes si no están seguras de cuáles van a ser sus costes.

Citan la investigación de la economista jefe del presidente Obama, la profesora Christina Romer, de la Universidad de California en Berkeley, que demuestra que el ciclo económico fue más volátil tras la creación de la Fed que en las décadas anteriores a la Guerra Civil. La Fed también es responsable de las interminables crisis económicas provocadas por sus propias políticas, como las que vimos en 1953, 1957, 1960, 1969, 1973,1980, 1981, 1990, 2001, 2008 y 2020. Por no mencionar que provocó una depresión en 1920, poco después de su creación, e impulsó el crack bursátil de 1929 menos de una década después. La respuesta de la Fed a estos desplomes causados por su explosivo crecimiento monetario es siempre un crecimiento monetario aún más explosivo que alimenta el siguiente desplome.

La Fed emplea a unos 500 de esos economistas académicos a los que usted alude, y componen un gran ejército de apologistas y propagandistas de la Fed cuyo trabajo consiste en inventar teorías fantasiosas en defensa de la Fed e ignorar las investigaciones que la critican. En 2005, el profesor Lawrence H. White publicó un artículo en una revista revisada por pares que ponía de relieve el dominio de los economistas relacionados con la Fed (y a menudo pagados) en el campo de la economía monetaria. Además de los aproximadamente 500 economistas académicos en nómina de la Fed, ésta invita a cientos más a sus conferencias. El profesor White descubrió que el 74% de todos los artículos académicos sobre política monetaria publicados por economistas americanos en el año de su estudio estaban publicados en revistas de la Reserva Federal o eran coautores de economistas de la Fed. Como dijo una vez Milton Friedman, «Si quieres avanzar en el campo de la investigación monetaria… estarías poco dispuesto a criticar al principal empleador en el campo».

La Fed de hoy no es más que otro apéndice del partido demócrata financiado por el gobierno de Washington DC en su mayor parte. En un artículo de Independent Review titulado «Afiliaciones políticas de los economistas de la Reserva Federal», el profesor Emre Kuvvet descubrió que la proporción entre demócratas y republicanos en la Junta de Gobernadores de la Fed es de 48,5:1. La proporción entre demócratas y republicanos de los economistas de la Junta de Gobernadores de la Fed «en puestos de liderazgo» es de 45:1. Los bancos de distrito de la Reserva Federal son igual de parciales. El Banco de la Reserva Federal de San Francisco tiene doce economistas demócratas y uno republicano. La Fed de Dallas tiene dieciséis economistas demócratas y dos republicanos. La Fed de Filadelfia tiene treinta y nueve economistas demócratas y cinco republicanos. No es de extrañar que el profesor Kuvvet informe de que la investigación publicada por los bancos regionales de la Fed ha pasado a estar dominada por los temas de «raza, género, cambio climático y desigualdad». ¡Todo esto lo hace una institución que afirma tenazmente ser independiente de la política!

Cuando los economistas de la Fed no están ocupados publicando artículos sobre el cambio climático y las «cuestiones de género», están defendiendo la enorme maquinaria de planificación central de la Fed que regula prácticamente todas las transacciones financieras de cualquier tipo, al estilo soviético. Usted mencionó en su discurso del 21 de julio que sólo un cambio normativo en la Ley de Reinversión Comunitaria incluía recientemente 60.000 palabras.

Quizás el mejor ejemplo de esta mentalidad de planificación central al estilo soviético que es inherente a la Fed es su insistencia en que un solo hombre —el presidente de la Fed— tenga tanta influencia como la que tiene sobre las tasas de interés. Las tasas de interés deberían ser fijados por la oferta y la demanda de fondos prestables, incorporando los tipos de preferencia temporal de los individuos, y no por un personaje tipo Mago de Oz cuyos pronunciamientos mantienen a todo el mundo financiero sentado en los bordes de sus asientos por cada pronunciamiento de El Gran Oz.

Hemos abolido los bancos centrales tres veces en nuestra historia: el Banco de Norteamérica, el Primer Banco de los Estados Unidos y el Segundo Banco de los Estados Unidos. El banco central actual es infinitamente más insidioso que los tres primeros, ya que está armado con ejércitos de reguladores, planificadores centrales y propagandistas y es posiblemente la mayor burocracia gubernamental de planificación central del planeta, tres décadas y media después de que la planificación central quedara desacreditada de forma definitiva y concluyente —o eso creíamos— con el colapso mundial del socialismo a finales de los 80 y principios de los 90. Por último, tenías razón al incluir que el gran establo de economistas académicos de la Fed es un buen ejemplo de «Renta Básica Universal para economistas académicos».

Atentamente,

Dr. Thomas DiLorenzo, Presidente, Instituto Mises 

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