Por qué el «gobierno de la mayoría» no funciona
Incluso si regiones enteras del país votan abrumadoramente en contra de un presidente, siguen estando obligadas a someterse a cuatro años de gobierno por decreto de ese presidente.
Incluso si regiones enteras del país votan abrumadoramente en contra de un presidente, siguen estando obligadas a someterse a cuatro años de gobierno por decreto de ese presidente.
La reunión original de la Sociedad Mont Pelerin en 1947 contó con Ludwig von Mises, cuyas advertencias sobre los peligros del socialismo y el totalitarismo habían sido desoídas. En los escombros de la Segunda Guerra Mundial, la verdad de su mensaje debería haber sido obvia. Pero no lo fue.
Aunque la DEI (diversidad, equidad e inclusión) ha recibido una paliza en algunas legislaturas estatales, sigue teniendo una influencia corruptora, especialmente en la enseñanza superior. Como señaló Murray Rothbard, los igualitaristas están «en guerra con la naturaleza».
La cultura americana moderna es estatista hasta la médula. El currículo escolar típico dice a los estudiantes que el capitalismo es malo y el socialismo es bueno. Esto sólo empeora en la universidad.
Hace 106 años, las partes beligerantes de la Primera Guerra Mundial acordaron un armisticio que puso fin a más de cuatro años de matanzas en las trincheras. Como recordaba Ludwig von Mises, los gobiernos también masacraron sus propias monedas para pagar el derramamiento de sangre.
Los economistas de la corriente dominante suelen basar sus análisis en supuestos que no cuadran con la realidad. La economía austriaca, en cambio, se basa en supuestos realistas y en el reconocimiento de que una buena economía debe reflejar la acción humana.
La mayoría de los economistas son apologistas políticos que se hacen pasar por economistas. Son los «historiadores de la corte» de Rothbard, licenciados en economía en vez de en historia.
El revisionismo histórico no es nada nuevo, y los recientes intentos de etiquetar un enfoque «antirracista» de la historia han sido calificados erróneamente de «revisionistas».
Aunque la mayoría de nosotros conocemos a George Orwell como un crítico autorizado del totalitarismo, poca gente sabe que fue un socialista comprometido y un defensor de toda la vida del comunista León Trotsky. Aunque comprendía el totalitarismo, nunca entendió el socialismo.
La Fed quiere la independencia para poder servir a los intereses de la clase banquera. Aquí no hay ningún principio superior. Sólo hay poder.