Mises Wire

¿No te sentirías genial sabiendo que tu selección de acciones está totalmente asegurada por la Reserva Federal? Los multimillonarios y los ricos gestores de fondos de cobertura conocen la sensación.

La depresión del COVID-19 expondrá la burbuja del centro de convenciones de Las Vegas como lo que es: una malinversión masiva.

El hecho de que la gente rompa el toque de queda sólo prueba que las comunidades más pequeñas y descentralizadas se organizan mejor que unos pocos planificadores de arriba abajo. Los vecindarios de Barbados hacen un trabajo mucho mejor de autorregulación.

¿Cuál es el número de muertes por enfermedad que justifica el abandono total del imperio de la ley y las libertades humanas básicas? ¿sesenta mil? ¿cien mil? ¿trescientos mil? Los partidarios del actual Estado policial deberían fijarnos una cifra en la que se pierdan todos los derechos.

La recogida de datos del gobierno sobre el número total de casos de COVID-19 siempre ha sido un desastre. El número es probablemente mucho más alto que las cifras «oficiales», y esto significa que las proclamaciones del gobierno sobre las tasas de mortalidad son poco más que malas suposiciones.

Los esfuerzos de los responsables políticos de los EEUU para impulsar los precios del crudo y para lanzar un salvavidas a los productores de crudo de los EEUU de alto costo es exactamente lo contrario de lo que los precios nos dicen que el mercado necesita en este momento.

Durante marzo de 2020, el crecimiento interanual (YOY) de la oferta monetaria fue del 11,37 por ciento. Ahora estamos viendo una tendencia similar a la que vimos a finales de 2008 y principios de 2009.

Los capitalistas y los empresarios cumplen funciones distintas en la economía real. Los capitalistas ahorran dinero que luego mantiene los procesos de producción hasta que se producen los bienes finales. Los empresarios ajustan la estructura de capital a la luz de la incertidumbre para producir los bienes más deseados.

El PIB está bien para contar cosas como las lavadoras. Pero es bastante inútil para contar otros indicadores básicos de la calidad de vida.

Si nos tomamos en serio la maximización de los recursos necesarios para combatir el COVID-19, necesitamos una economía desregulada y flexible.