¿Es malo el humo de segunda mano o es un bien público? Es complicado
La respuesta habitual es que el humo ajeno es malo. Pero si el valor es subjetivo, quizá el tabaquismo pasivo también pueda considerarse un bien público.
La respuesta habitual es que el humo ajeno es malo. Pero si el valor es subjetivo, quizá el tabaquismo pasivo también pueda considerarse un bien público.
La Alemania de posguerra estaba ocupada, en ruinas, con una economía sumida en el caos. Los alemanes se vieron obligados a utilizar como moneda los cigarrillos suministrados por los soldados americanos.
Para amenazar seriamente el régimen, hay que atacarlo de raíz. Para ello habría que rechazar el régimen jurídico moderno de los derechos civiles, algo que no interesa a los conservadores modernos al estilo de Buckley ni a los liberales al estilo de James Lindsay, y que une a paleoconservadores y paleolibertarios.
El profesor Quinn Slobodian cree que el libre mercado conduce a la explotación tiránica de los trabajadores y que el socialismo es la única solución. En realidad, la competencia de mercado es la respuesta.
Para que las naciones tengan desarrollo de capital y economías basadas en el mercado, deben tener un marco cultural que acepte estos desarrollos. Demasiadas naciones no lo hacen y, como consecuencia, languidecen en la pobreza.
Aunque profesaban su apoyo a los «derechos de los estados», muchos activistas proesclavitud querían un gobierno federal más fuerte que pudiera imponer la esclavitud en los territorios occidentales y negar la soberanía local a los residentes territoriales.
El Federal Home Loan Bank (FHLB) es la última «arma» del llamado arsenal del gobierno para mantener a flote el sistema bancario. Pero el sistema necesita mucho más que «liquidez». Necesita dinero sano y prácticas bancarias sanas.
Sudán no cuenta con instituciones gubernamentales ni sociales que permitan a la población desarrollarse y crear riqueza. En su lugar, la gente recibe limosnas de Occidente, lo que no contribuye en nada a reducir la pobreza.
A lo largo de los últimos cuarenta años, James Bovard ha señalado en numerosas ocasiones que, en su guerra a las drogas, el gobierno federal es el emperador sin ropa. No es que a nadie en Washington le importe.
«La raíz básica de la controversia sobre la esclavitud hasta la secesión, en mi opinión, fueron los objetivos agresivos y expansionistas de la 'esclavocracia' sureña».