El presidente Trump ha prometido un «dividendo de guerra» de 1776 dólares para el ejército de los EEUU. Este artículo de Military.com parece ofrecer una explicación exhaustiva de lo que se sabe hasta ahora, que no es mucho. Según el artículo, el secretario de «Guerra» Pete Hegseth dijo que los pagos estarían exentos de impuestos y se harían a 1,45 millones de militares antes de Navidad. Independientemente de los detalles, ¿es esta la forma de dirigir un ferrocarril?
Parece que ya hemos oído esta canción antes. ¿No se anunció hace solo unas semanas que unos trescientos millones de americanos recibirían un cheque del gobierno por valor de 2000 dólares? ¡Pues sí! Veo que publiqué un breve informe sobre esa promesa el 11 de noviembre, hace poco más de un mes. ¿Qué ha pasado con ese regalo? Ese regalo añadiría 600 000 millones de dólares adicionales al déficit anual del gobierno, que asciende aproximadamente a 1,8 billones de dólares. Este nuevo regalo para los militares, si es que llega a materializarse, costaría «solo» 2600 millones de dólares. (Estas cifras son tan enormes que es todo un reto colocar las comas y los decimales en los lugares correctos, pero creo que son correctas).
El presidente afirma que la bonificación militar se pagaría íntegramente con los ingresos de su proyecto de ley «Gran y hermoso arancel». Me gustaría señalar que no se afirma que el Gobierno esté pagando su deuda y haya decidido compartir parte de su superávit con el ejército. El déficit será de al menos 1,8 billones de dólares este año. Este pago aumentará ese déficit. Por lo tanto, se trata de otra incursión en las arcas públicas, ya vacías, que se financiará con dinero impreso de la nada por la Fed, lo que tendrá como consecuencia una mayor devaluación del dólar.
Al igual que todos los niños acaban aprendiendo que los regalos que hay debajo del árbol de Navidad provienen de familiares y amigos, que deben pagarlos con su propio dinero y no de Santa Claus, el pueblo americano no debe hacerse ilusiones de que esto es más que otra incursión en su riqueza, pasada, presente y futura.
Estimado señor presidente, ponga fin a este insulto infantil y sensacionalista a nuestra inteligencia. Su regalo navideño al ejército no es diferente al de un falsificador que recompensa a sus compinches a costa del resto de nosotros y amenaza con destruir el dólar.
