La falacia de TMM-y-castro
El último grito de la macroeconomía es la teoría monetaria moderna, cuyos partidarios recurren invariablemente a la falacia de mota-y-castro. Abogar por la inflación nunca es una buena idea.
El último grito de la macroeconomía es la teoría monetaria moderna, cuyos partidarios recurren invariablemente a la falacia de mota-y-castro. Abogar por la inflación nunca es una buena idea.
«La primera condición para la maximización de la eficiencia económica es la liberación de la sociedad civil con respecto al Estado....La expansión del capitalismo debe sus orígenes y su razón de ser a la anarquía política.»
La búsqueda de rentas es un término popular utilizado en economía para describir el comportamiento de las firmas que intentan obtener algo del gobierno. Es hora de ampliar la definición.
Nuestras élites políticas y culturales nos han engañado sobre la inflación durante años. Para saber la verdad, lean a los austriacos.
La última «arma» del gobierno contra las emisiones de dióxido de carbono es un conducto que transportará las emisiones a través de los estados y bajo tierra. En otras palabras, otro despilfarro de Washington.
Todo ello a pesar del enorme gasto social, los más de dos billones de euros de estímulo y el aumento de la población. Recurrir al viejo argumento de «podría haber sido peor» no tiene sentido.
Los izquierdistas afirman que las naciones en desarrollo son pobres porque las naciones occidentales practicaron en su día el colonialismo. La verdad es que los imperios no fomentan el crecimiento económico.
Patrick Deneen no sólo malinterpreta a John Stuart Mill, sino que también malinterpreta a los libertarios, afirmando que son elitistas que creen que el mundo debe ser gobernado por expertos.
Incluso una caída del 10 por ciento en la oferta monetaria sólo hace una pequeña mella en el enorme edificio de dinero recién creado. Esta es en parte la razón por la que todavía no vemos una gran desaceleración en el mercado laboral.
Mientras haya escasez, habrá codicia. Menos mal que los mercados libres permiten a los codiciosos servir a los demás.