El ad hominem «fascista» como acto de proyección
Mussolini: «La concepción fascista de la vida subraya la importancia del Estado y sólo acepta al individuo en la medida en que sus intereses coincidan con los del Estado.»
Mussolini: «La concepción fascista de la vida subraya la importancia del Estado y sólo acepta al individuo en la medida en que sus intereses coincidan con los del Estado.»
Frederic Bastiat fue un conocido y elocuente defensor de la libertad y la economía de libre mercado. También era un católico devoto que buscaba vincular su fe a sus creencias económicas y políticas.
Como señaló Murray Rothbard, la libertad de asociación es un derecho fundamental, él lo llamaba un «subconjunto de los derechos de propiedad privada». Desgraciadamente, nuestra moderna cultura de la cancelación ha atentado contra este derecho.
América siempre está a punto de tener por fin un «gobierno honesto». Por supuesto, lo que pasa por «gobierno honesto» es un gobierno que toma eficientemente la riqueza de la gente productiva y la transfiere a aquellos que están políticamente conectados.
Uno de los mitos de la teoría keynesiana es que, mediante inyecciones monetarias y compras públicas, una economía puede gastarse a sí misma hasta alcanzar la prosperidad. Aunque tal escenario es económicamente imposible, la mayoría de los economistas convencionales siguen creyéndolo.
El concepto de cálculo económico es de vital importancia para entender nuestra economía moderna, pero pocas personas —y especialmente economistas— comprenden que existe.
A medida que disminuyen los salarios reales y se agotan los ahorros de la clase media, el gobierno amplía su influencia, obteniendo el apoyo de una parte sustancial de la población.
Se aprobó en 1972, el fue aclamado como una forma de garantizar que las mujeres de los campus universitarios recibieran el mismo trato que los hombres. En la actualidad, Título IX es una pesadilla burocrática que destruye las garantías procesales y crea una atmósfera tiránica en los campus.
La Vieja Derecha era un grupo de intelectuales y activistas que luchaban contra la «regimentación industrial» del New Deal. Detestaban los aranceles y veían el proteccionismo como una especie de planificación socialista.
Los progresistas afirman que el Estado nos otorga nuestros derechos y que la libertad sólo puede florecer en presencia de un Estado poderoso. La verdad va en sentido contrario.