Mises Wire

Pase lo que pase con el virus, la verdadera historia, el verdadero cambio histórico, es probablemente económico. El experimento abenómico ultra keynesiano de Japón parece estar muerto.

Contrariamente a las suposiciones de la Reserva Federal, no nos enfrentamos actualmente a un problema de liquidez frente a la Gran Recesión, sino a una grave escasez de garantías de calidad.

Algunos anticapitalistas han tratado de afirmar que los «buenos» empresarios no hacen del beneficio el objetivo principal. Sin embargo, sin beneficio, un empresario no puede servir a las personas que dependen de él o ella para los bienes y servicios.

Hace más de ochenta años, Keynes condenó al rentista y acogió con satisfacción su futura desaparición. Siguiendo sus pasos, los políticos y los banqueros centrales de hoy están cada vez más cerca de lograr esto.

La verdad es que tú y yo necesitamos bienes y servicios para vivir, no dólares impresos electrónicamente.

Con cada recesión que pasa, a la Reserva Federalle resulta más difícil repostar la última burbuja, pero el mercado pasa a la nueva burbuja a medida que la Fed mantiene los tipos de interés artificialmente bajos.

Los igualitarios piensan que la igualdad tiene un valor intrínseco: la defienden por su propio bien, no sólo para prevenir las malas consecuencias. ¿Pero por qué una situación en la que algunos han mejorado y otros no, es peor que una situación de igualdad?

Los salarios reales más altos no pueden ser creados con un decreto del Estado. La productividad de los trabajadores debe ser primero incrementada a través de una mayor inversión.

La narrativa popular es que la demografía está impulsando la disminución de la productividad de los trabajadores de Japón. Pero el verdadero culpable son las regulaciones gubernamentales y la falta de espíritu empresarial.

A pesar de los muchos intentos que se han hecho, los gobiernos nunca han sido capaces de conjurar más bienes y servicios mediante el control de precios y otros reglamentos.