El ataque de las élites subversivas
Podemos estar seguros de que las «élites naturales» de las que escribió Hans Hoppe no se encuentran entre la multitud de Davos. Ese grupo de «élites» tiene una agenda, y no es la libertad y el libre mercado.
Podemos estar seguros de que las «élites naturales» de las que escribió Hans Hoppe no se encuentran entre la multitud de Davos. Ese grupo de «élites» tiene una agenda, y no es la libertad y el libre mercado.
En nombre de la «equidad», las dos escuelas de leyes más prestigiosas del país están cambiando las normas de admisión y mucho más.
El llamamiento del presidente Biden a un mayor proteccionismo no tiene como objetivo mejorar la economía de los EEUU. Se trata más bien de crear una autarquía en pie de guerra.
La respuesta no está en redoblar la unidad política, mantenida a través de una violencia sin fin o de amenazas de violencia. La respuesta está más bien en la separación pacífica.
En nombre de «combatir el racismo», una serie de escritores y expertos están haciendo más polémicas las relaciones sociales entre personas de distintas razas y grupos étnicos.
Gracias a las leyes de derechos de autor, el patrimonio de Roald Dahl no sólo puede reescribir sus libros, sino que también puede prohibir las versiones antiguas. Sólo los libros de dominio público están a salvo.
A las élites políticas, académicas y mediáticas canadienses les «preocupa» que la democracia en ese país pueda estar bajo ataque. En realidad, la democracia funciona demasiado bien allí.
Los laicistas aplauden el declive de la religión en las sociedades occidentales, pero esa pérdida tiene un coste enorme: el declive de la propia civilización.
El pensamiento económico neocalvinista afirma que los precios y la propiedad privada causan escasez. Sin embargo, no proporcionan ninguna metodología para sus afirmaciones.
En nuestra era tecnocrática, es fácil descartar los últimos avances tecnológicos como vía hacia la libertad, pero algunos de ellos siguen siendo un buen augurio para los mercados.