Lo que Krugman acierta y se equivoca sobre los superávits comerciales
La reciente columna de Krugman en el NYT sobre Rusia incluye un comentario sobre los excedentes comerciales que, en el mejor de los casos, es muy engañoso.
La reciente columna de Krugman en el NYT sobre Rusia incluye un comentario sobre los excedentes comerciales que, en el mejor de los casos, es muy engañoso.
El mundo es un caos, así que los políticos DEBEN hacer algo. De ahí que exijan la autarquía, que es como intentar apagar un fuego echándole gasolina.
La guerra comercial significa aumentar la deuda, erosionar la confianza de los ciudadanos, aumentar los precios y cargar la economía con intervenciones. Todo ello hecho en nombre del «bien público».
La prohibición del aguacate de esta semana —y el régimen regulatorio entre bastidores que rige las importaciones de aguacate— nos recuerda que no existe el libre comercio entre Estados Unidos y México.
El conservadurismo se basa supuestamente en el reconocimiento de los límites naturales de la humanidad. Pero el verdadero fundamento es una noción fantasiosa de que los límites del tiempo y el espacio sólo se aplican a otras personas, no a los americanos «excepcionales».
Aranceles y controles comerciales son poco más que aumentos de impuestos y una oportunidad para dar más poder a una burocracia hinchada. No es de extrañar que Biden no parezca entusiasmado con la idea de abrazar el libre comercio.
El teorema de la imposibilidad, desarrollado por el economista ganador del Nobel Robert Mundell, describe un falso equilibrio entre la libre circulación de capitales, los tipos de cambio fijos y una política monetaria eficaz. Con un patrón oro, las tres cosas son posibles.