Sí, debemos defender el término «capitalismo»
Muchos defensores del libre mercado han intentado desechar el nombre de «capitalismo» como descriptor del sistema de mercado. Deberían tener cuidado antes de hacerlo.
Muchos defensores del libre mercado han intentado desechar el nombre de «capitalismo» como descriptor del sistema de mercado. Deberían tener cuidado antes de hacerlo.
No satisfechas con la captura de la mayoría de nuestras instituciones, las élites gobernantes se han puesto en plan Orwell al redefinir el término «derechos humanos». Es su propia versión de la neolengua.
Los argumentos socialistas contra el capitalismo no se basan en hechos históricos, pero el socialismo sigue considerándose el sistema moral superior. Con el tiempo, el capitalismo crea riqueza en toda la sociedad, mientras que el socialismo crea pobreza.
Aunque actualmente mucha gente suele considerar el supremacía de la ley como un simple conjunto de normas arbitrarias, implica derechos de propiedad privada y límites al poder del Estado.
Aunque muchos celebran la decisión Chevron, que limita el poder de las burocracias federales para interpretar la legislación federal, también puede brindar la oportunidad de cambiar las políticas federales relativas a la propiedad de la tierra en el Oeste.
Los libertarios no tienen ningún problema en abordar cómo debe vigilarse la propiedad privada, pero ¿qué ocurre con esas zonas que llamamos espacios públicos? Murray Rothbard, como era de esperar, examinó la cuestión a fondo y tuvo algunas ideas perspicaces.
En la época actual, la conservación de la naturaleza se considera una actividad a la que el Estado puede atribuir poderes. Sin embargo, solo si comprendemos la praxeología podremos llevar a cabo una conservación eficaz.
Las cuestiones de inmigración son complejas. El sistema actual de fronteras abiertas, detención y ampliación del acceso a la asistencia social es destructivo para nuestro cuerpo político. Tenemos que idear un sistema mejor que proteja los derechos de todos.
Las élites socialistas que dominan nuestras instituciones insisten en que la propiedad privada no es más que una construcción social sostenida por la violencia. Como de costumbre, no entienden que la propia escasez, que es la base de la economía, es también la base de la propiedad privada.
¿Es la caridad un derecho de todos o debe limitarse a la acción privada y voluntaria en un libre mercado? David Gordon defiende esta última opción.